Los Mellizos de Minnesota no sabían el diamante que tenían en sus manos cuando el 16 de diciembre del 2002 decidieron despedir pura y simplemente a un joven primera base y bateador designado llamado David Ortiz Arias.
Ortiz tenía 26 años de edad y recién había conectado 20 jonrones, con 75 empujadas, un OBP de .339 y un slugging de .500 en apenas 412 turnos al bate, cuando el gerente Terry Ryan tomó la decisión de salir del nativo de Haina sin siquiera solicitar un cambio con alguna de las otras 29 organizaciones de las mayores.
Luego de 480 cuadrangulares y tres anillos de campeón más tarde, dicho movimiento ha pasado a la historia como uno de los errores gerenciales más grandes de la historia moderna.
Ortiz no solo ha sido una pieza clave para los Medias Rojas de Boston, acabó con una maldición de 86 años sin corona del equipo de Nueva Inglaterra sino que convirtió en dinastía a la organización.
El caso de Ortiz se parece mucho al de quien fue su protector y padrino en la franquicia de Boston, el inmortal Pedro Martínez.
Martínez fue cambiado de los Dodgers de Los Angeles a los Expos de Montreal por Delino DeShields en 1993.
Mientras DeShields pegó 15 jonrones y bateó para .241, con un porcentaje de embasarse de .326 en tres años con los Dodgers, Martínez ganó 55 partidos y un Cy Young con los Expos de Montreal y en sentido general 209 partidos y un boleto al Salón de la Fama de Cooperstown.
Grave error para la gerencia de los Dodgers.
Despreciados en sus inicios, a pesar de contar con las herramientas para brillar, tanto Martínez como Ortiz descollaron de manera impresionante en otras organizaciones.
Uno ya es inmortal, el otro lo será en un futuro no muy lejano. Grandes pifias gerenciales.
Por Dionisio Soldevila
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