Osman Rojas | LA PRENSA.- Corriendo de un lado a otro atraviesa Margareth Salas el estacionamiento del Hospital Central. En su mano derecha tiene dos tubos de ensayo y con la izquierda sostiene un récipe en el que se puede leer “gasometría arterial” (prueba sanguínea para medir los niveles de gases). “¿Dónde hago esto?”, pregunta desesperada, pero nadie sabe darle una respuesta.
“Ya visité los cinco laboratorios cercanos al Hospital Central, pero en ninguno hay reactivos”, dice mientras descansa. El drama de esta mujer es comprendida por cualquier enfermo en la región y es que, los laboratorios en la entidad empiezan a quedar sin reactivos para la realización de exámenes.
Según los números que maneja el Colegio de Bioanalistas en Lara hay una escasez de 75 % en cuanto a reactivos. El alza del dólar paralelo es una de las razones esgrimidas por los administradores para justifica la falta de material biológico en los laboratorios.
“No podemos importar. La realidad es que estamos atados de manos porque no tenemos divisas para trabajar. Ahora cuesta más que nunca conseguir dólares y traer reactivos de afuera es una tarea titánica”, dijo Miguel Salazar, trabajador en un laboratorio cercano al Hospital Central.
El especialista asegura que los reactivos para el VIH son los más difíciles de importar. “El precio se eleva cada 24 horas y los laboratorios no van a trabajar para pérdidas. La situación con los reactivos es muy delicada y ya las autoridades nacionales están al tanto de eso”, dijo.
Tan dramática es la situación con los reactivos, que instituciones como el Hospital Central, Luis Gómez López o Pastor Oropeza han ido cerrando de forma paulatina sus laboratorios por la falta de material.
“Parece un chiste, pero en el Hospital Central no hay cómo hacer una hematología”, dijo Daniel Sánchez, médico residente.
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