Encontrarse repentinamente arruinado con más de 50 años de edad puede aumentar en 50% el riesgo de morir en los siguientes 20 años, según un estudio divulgado este martes.
El estudio publicado en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA) es el primero de este tipo a largo plazo, y examina el impacto en la salud de la pérdida de 75% o más de los bienes de una persona en un período de dos años.
Casi una cuarta parte de los estadounidenses mayores de 51 años ha vivido esta situación, según el estudio.
La pérdida de los ahorros de toda la vida tuvo su clímax durante la crisis de 2007-2010, pero los estadounidenses han experimentado situaciones de este tipo a un ritmo relativamente constante en los últimos 20 años, "independientemente del clima económico general", revela el estudio.
"Descubrimos que perder los ahorros de toda una vida tenía un impacto profundo en la salud de una persona a largo plazo", dijo la autora principal, Lindsay Pool, de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern.
Los investigadores también hicieron seguimiento a un grupo de personas de la misma edad pero de bajos ingresos y que no habían contado nunca con riquezas, y descubrieron que su riesgo de morir en los siguientes 20 años era un 67% más alto que el de las personas cuyas economías habían experimentado un incremento constante durante su vida.
"El descubrimiento más sorprendente fue que tener dinero y perderlo es casi tan malo para la esperanza de vida como no haberlo tenido nunca", explicó Pool.
Este riesgo más elevado podría explicarse en la dificultad para pagar la atención médica y en el impacto en la salud de la angustia por las altas pérdidas financieras.
El estudio se realizó a partir de información proporcionada por más de 8.700 personas que participaron en una encuesta nacional a largo plazo realizada por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento.
Los participantes tenían entre 51 y 61 años en el momento de su inscripción en la encuesta.
En 2016, un estudio publicado en la revista británica The Lancet indicó que el aumento del desempleo y los recortes en el sector de la salud, consecuencia de la crisis financiera de 2008, habrían contribuido a un aumento de la mortalidad por cáncer de más de medio millón de persona en el mundo.
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