La Biblia nos dice que hay estaciones en la vida. Eclesiastés 3:1 nos dice: "Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo" (NVI).
Entre el entonces y el ahora, o el ahora y lo que vendrá después, siempre hay un retraso. Esto irrita a la mayoría de las personas: hacer un depósito, una inversión o un plan y no hacerlo de manera instantánea.
La fruta madura lentamente ¿Prefieres comer un tomate maduro o uno que haya sido recogido verde y luego pintado para volverlo rojo? No hay comparación entre un tomate maduro, que se dejó crecer lentamente, y un tomate que se recogió prematuramente. Si recoges demasiado pronto, te perderás el sabor.
En la administración del dinero, siempre cosechas en una temporada diferente a la que siembras. Y, por cierto, no toda la fruta madura al mismo tiempo. Cuando cultivas duraznos, no maduran todos a la vez. Lo hacen poco a poco; tu recoges unos por día. Cuando comiences a plantar y seguir los principios de la administración de dinero de Dios, no obtendrás una ganancia inesperada mañana. Vendrá con el tiempo. Tendrás que esperar para cosechar en una temporada diferente.
Pero mientras esperas, Dios está trabajando. Cuando estás esperando el cumplimiento de los esfuerzos o el dinero o la energía que has puesto en algo, puedes pensar que nada está sucediendo.
Oh, ¡Está sucediendo! Mientras esa semilla está escondida en el suelo, está germinando lentamente. Y cuando esa semilla estalle con la bendición de Dios sobre ella, seguirá creciendo y creciendo. Un día, un pequeño brote se levantará del suelo, y luego verás que está funcionando.
Pero hasta entonces, debes confiar en que Dios está trabajando, incluso cuando no puedas ver el fruto de tu trabajo.
Las plantas toman tiempo para crecer. No hay tal cosa como la madurez instantánea. Ningún agricultor sale, planta la semilla en el suelo, regresa una hora más tarde, la excava y espera que haya crecido. Simplemente tienes que dejar que suceda. Cúbrela y deja que Dios dé el crecimiento en su tiempo.
Gálatas 6:9 dice, “Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos” (NTV).
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué has estado esperando que Dios haga realidad en tu vida?
- ¿Cómo has crecido espiritualmente como resultado de tener que esperar esa cosecha? ¿Qué te ha enseñado Dios mientras lo has esperado?
- ¿Por qué crees que Dios nos hace esperar para cosechar lo que sembramos?
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