Lo recomendable es consumir cinco gramos de sal al día, incluyendo la que ya contienen los alimentos
La sal y el azúcar son necesarios para el buen funcionamiento del organismo. La primera es útil en el mantenimiento de la presión de la sangre y de los fluidos extracelulares; la segunda proporciona la energía que el organismo necesita para trabajar adecuadamente.
Sin embargo, ingerirlos en exceso puede estar ligado al desarrollo de enfermedades crónicas y traer complicaciones al corazón, los riñones y la microcirculación, advirtió el doctor Óscar Castro Guevara, director de la Unidad Médica Familiar (UMF) número 38 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en San Luis Río Colorado, Sonora.
Señaló que lo recomendable es consumir cinco gramos de sal al día, incluyendo la que ya contienen los alimentos; sin embargo, algunas personas llegan a comer hasta 11 gramos al día, más del doble de lo permitido. En cuanto al azúcar, la porción ideal depende de la condición y estado de salud de cada persona, aunque es común que la población se exceda en su ingesta.
Por ello, destacó, se ha incrementado el número de pacientes que presentan enfermedades degenerativas como hipertensión y diabetes, padecimientos que además se registran a edades cada vez más tempranas.
El excesivo consumo de sal provoca retención de líquidos e incremento de peso, lo que obliga al hígado, riñones y corazón a trabajar por encima de sus niveles normales, lo que afecta el sistema cardiovascular.
Para evitar los problemas que acarrea el consumo excesivo de sal, comentó, es preciso dejar de lado los productos procesados, especialmente los quesos, la repostería y las carnes frías, así como la comida rápida. A su vez, utilizar sustitutos, como sal marina no tratada y consumirla en menor proporción de manera paulatina.
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En cuanto al azúcar, Castro Guevara señaló que ingerir grandes cantidades de forma prolongada, da como resultado altos niveles de glucemias, condición que al mantenerse por mucho tiempo, puede causar daños en riñón, corazón y ojos, entre otros órganos.
Asimismo, puntualizó que su presencia excesiva en la sangre resulta ser la principal causa de la hipertrigliceridemia, que se refiere a la alteración de las grasas o lípidos del organismo y aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.
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