lunes, 17 de diciembre de 2018

Sé un Animador en el Trabajo



“Anímense y edifíquense unos a otros” (1 Tesalonicenses 5:11 NVI).
Si quieres sobresalir en el trabajo, hay un rasgo que te pondrá muy por encima de todos los demás: Sé un alentador. Cuando se te conoce por ser un alentador en tu empresa, estarás en la cima de la clase, porque es muy difícil encontrar el aliento hoy en día.
Vivimos en una cultura profundamente negativa, donde las humillaciones parecen ser la forma favorita de humor. Las personas son constantemente despreciadas y degradadas en el trabajo. Son criticados y difamados. Cuando alguien aparece y dice: “¡Buen trabajo!”, hace una gran diferencia.
Desafortunadamente en la mayoría de los lugares de trabajo, el mensaje que llega alto y claro es que la gente realmente no le importa a la empresa. Todo lo que importa es su trabajo. Lo único por lo que son valorados en ese trabajo es por lo que producen.
Dios nos llama a comunicar exactamente lo contrario. No solo creó a las personas con las que trabajas, ¡murió por ellas! Eso evidencia lo mucho que le importan. Cuando afirmamos a las personas con las que trabajamos, incluso con las que no estamos de acuerdo o con las que no nos llevamos bien o que simplemente nos vuelven locos, les decimos: “Ustedes son importantes para Dios y también son importantes para mí”.
Aquí hay tres maneras de afirmar a los demás:
Escúchalos. La Biblia dice: “Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo.” (Gálatas 6:2 NTV). Uno de los mejores regalos que puedes dar a las personas es un oído atento. Cuando escuchas, estás diciendo: “Tú importas. Valoro lo que tienes que decir. Valoro quién eres”. Cada vez que escuchas genuinamente a las personas en el trabajo, estás ministrando a ellas.
Usa palabras positivas. Efesios 4:29 dice: Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan.” Dios quiere que nosotros, como creyentes, seamos constructores de personas, no usuarios de personas. La mayor parte del mundo está lleno de usuarios de personas. Pero cuando pronuncias palabras positivas de aliento a la gente y las edificas, estás ministrando.
Ora por ellos. La Biblia dice en 2 Corintios 1:11, “Nos están ayudando al orar por nosotros” (NTV). Haz una lista de oración de las personas con las que trabajas. Ponla en tu Biblia, ora regularmente por ellos y observa lo que sucede en tu oficina o en lugar de trabajo. ¡No puedes orar por las personas y no verlas comenzar a cambiar! Te aliento a que menciones que estás orando por ellos y les preguntes cómo podrías orar mejor. Incluso los incrédulos aprecian que las personas oren por ellos. Cada vez que haces eso, estás construyendo un puente a través del cual puedes ministrar a la gente.
Reflexiona sobre esto:
  • ¿A qué persona animarás esta semana? ¿De qué manera específica la afirmarás?
  • ¿Cómo puedes asociarte con otros cristianos en tu trabajo para ministrar juntos y afirmar a tus colegas?
  • ¿Cómo puedes asegurar el hábito de usar solo palabras constructivas en el trabajo?

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