Atento a mantener cautiva una audiencia masiva, el Festival de la Canción de Viña del Mar demuestra en su 60º edición que es posible sobrevivir a la red global de contenidos digitales con un show cargado de guiños al pasado.
Con las competencias internacional y folclórica en segundo plano el festival repite en esta edición la fórmula de las últimas décadas, presentando una diversa parrilla de artistas.
Si el evento arrancó el domingo a puro reguetón, con la presentación estelar de los puertorriqueños Wisin&Yandel, el lunes el español Raphael traerá el pasado al mítico escenario de la Quinta Vergara.
La salsa del puertorriqueño Marc Anthony y las canciones románticas del mexicano Marco Antonio Solís serán también grandes protagonistas de un festival que cierra el viernes. Un día antes, los Backstreet Boys se presentan 21 años después de su primera actuación en el balneario chileno.
"Fiebre por Backstreet Boys rompe récord histórico de ventas", tituló la página oficial del festival sobre colocación en dos horas de 10.000 entradas.
Los reyes de las "boybands" en los 90 son fiel ejemplo de la peculiar dinámica que envuelve el evento. Ni las canas, ni estar lejos de las listas de ventas impiden que un artista brille en Viña con la misma intensidad de figuras del momento.
La presencia del también puertorriqueño Bad Bunny, máxima figura del último día del festival, reafirma que la filosofía de "Viña" es revivir el pasado, sin descuidar el presente.
La mexicana Yuri, el español David Bisbal y la estadounidense Becky G son otras de las figuras que desfilarán este año por el escenario.
A lo largo de seis décadas, el escenario de la Quinta Vergara fue testigo de momentos cargados de tensión. Más allá del público, conocido como el "monstruo" por lanzar ensordecedores abucheos, el festival sirvió a varios artistas para lanzar sus reivindicaciones políticas.
En 2003, Los Prisioneros -histórica banda chilena que marcó el rock latino en los 80- cambió letras de sus canciones para criticar a la Iglesia y al presidente de Estados Unidos de la época, George Bush.
Sin embargo, la frase con tintes políticos más recordada del festival la lanzó el cantante venezolano José Luis Rodríguez en 1988, fase final de la cruenta dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
"A veces hay que escuchar la voz del pueblo", lanzó el Puma ante un público enardecido que pedía que el cantante recibiera el máximo galardón del festival, pese a que el reglamento le impedía recibir la estatuilla pedida.
En esta edición, Venezuela acapara la atención.
"Democracia y libertad para Venezuela", soltó el presentador Martín Cárcamo el domingo en el arranque, aludiendo al momento de tensión política que vive la nación caribeña.
En la era del #MeToo y el auge de movimientos feministas que llaman a romper paradigmas del pasado, el festival se permite aún hoy en cada edición celebrar un momento "romántico" con beso entre ambos presentadores.
"Animadores protagonizan el beso más largo en la historia del certamen", tituló el portal T13 sobre el momento protagonizado por Cárcamo y María Luisa Godoy, los dos chilenos que presentan este año el evento.
Fuera de la Quinta Vergara, la elección de la reina de Viña desata una feroz competencia por obtener la corona de belleza.
De la mano de la cadena Fox, este año la vidriera musical tendrá una audiencia potencial gigante.
"Somos el grupo de televisión paga con mayor distribución y audiencias de América Latina", resaltó Marco Ibarra, integrante de Fox Networks Group Chile, al presentar la nueva era televisiva del evento.
En Chile, el canal público TVN y Canal 13 son los responsables de la transmisión que durante una semana copa el ránking de audiencia y genera decenas de programas satélites que desmenuzan en detalle el evento que obsesiona a gran parte del público local.
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