El gobierno de Ecuador aseguró este lunes que Estados Unidos no podrá usar las islas Galápagos como base militar contra el narcotráfico, tras el revuelo generado por un convenio de asistencia aeromarítima entre los dos países.
El ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, debió salir a aclarar sus dichos sobre que el archipiélago - de gran valor científico y Patrimonio Natural de la Humanidad - es un "portaviones natural", a raíz del acuerdo que permitirá a aeronaves estadounidenses reabastecerse o posar en las Galápagos en una misión de reconocimiento aeromarítimo.
"Hay mala fe para interpretar de que se está considerando un destacamento permanente (en Galápagos), que se está entregando la soberanía o que se está transformando en un teatro de guerra. Nada más descabellado", dijo Jarrín durante una conferencia en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN).
Según el gobierno, el nuevo marco de cooperación no permite que las naves estadounidenses implicadas en la lucha contra el narcotráfico se queden indefinidamente en las islas. Será "un avión, una vez al mes, no más de tres días", precisó Jarrín.
Sin embargo, el ministro fue llamado por la comisión de Relaciones Internacionales del Congreso para que explique el convenio con Estados Unidos, luego que algunos diputados expresaron su preocupación por posibles afectaciones a la soberanía del país y al frágil ecosistema de Galápagos por la llegada permanente de aviones militares.
El ministro recordó que la Constitución ecuatoriana de 2008 prohíbe la instalación de bases militares extranjeras, como la que ocupó Estados Unidos en el puerto pesquero de Manta (oeste) por una década.
Ese centro militar dejó de funcionar luego de que el expresidente Rafael Correa decidiera, al poco tiempo de iniciar su mandato, no renovar el acuerdo que le permitía a Estados Unidos realizar vuelos antidrogas desde territorio ecuatoriano.
Desde septiembre pasado, en el marco de un acuerdo entre Quito y Washington, un avión Orión P3 de Estados Unidos realiza vuelos para el control del narcotráfico y la pesca ilegal, usando como punto de partida la ciudad costera de Guayaquil (suroeste).
La cooperación entre Ecuador y Estados Unidos se reactivó en junio del año pasado, cuando el presidente Lenín Moreno recibió al vicepresidente estadounidense Mike Pence en Quito, dejando atrás las tirantes relaciones durante la década de gobierno del socialista Correa (2007-2017).
El ministro apuntó que las islas Galápagos, con fauna y flora únicas en el mundo, son "el centro" de actividades económicas y de seguridad pues por ellas "pasan las corrientes y pasan los corredores que se establecen para el narcotráfico" hacia Centroamérica y Norteamérica.
Las islas Galápagos "nos están ayudando por su posición geográfica a afrontar la limitación" que tiene la fuerza naval para controlar "la inmensidad del mar" que está entre el continente y el archipiélago.
El plan, explicó Jarrín, es "aprovechar la posición geográfica, la posición estratégica que tiene Galápagos en relación al continente" para perseguir el narcotráfico.
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