“Una palabra de aliento la anima!” (Proverbios 12:25 NTV).
Si hoy alguien se acercó a ti y te dijo: “Vamos a tomar un café; quiero señalar todas las áreas de tu vida que necesitan un cambio”, probablemente no estarías encantado de tener esa conversación. Pensarías: “¿Quién crees que eres?” Podrías volverte resentido, rebelde y resistente.
Aquí hay una estrategia mejor. Cuando tengas una sesión de hablar la verdad en amor con alguien, comienza y termina con una nota positiva, y asegúrate de afirmar lo siguiente:
- Amas a esa persona y te preocupas por ella.
- Vas a orar y ayudar a esa persona.
- Crees que esa persona puede cambiar.
Pablo hizo esto en 1 y 2 Corintios al comenzar y terminar con afirmación. Por ejemplo, Pablo comienza una carta diciendo: “Siempre agradezco a Dios por ustedes”, y termina con: “Mi amor a todos ustedes en Cristo Jesús”. Entre el comienzo y la despedida, está lidiando con algunas verdades muy duras y al mismo tiempo da afirmación en el medio: “Tienen toda mi confianza, y estoy muy orgulloso de ustedes“ (2 Corintios 7:4, NTV).
Observa que Pablo usó la palabra “y”. Nunca uses la palabra “pero” en una confrontación. En el momento en que lo hagas, lo que digas antes o después será totalmente ignorado e invalidado: “Creo que eres una gran persona, pero… “Hemos sido amigos desde hace mucho tiempo, pero…” Usa, en cambio, la palabra “y”: “Eres una gran persona y creo que puedes ser aún mejor”. “Tenemos una gran relación, y creo que hay algunas cosas en las que debemos trabajar”. Eso es lo que significa afirmar a alguien.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Cuáles son algunas formas prácticas en las que puedes planificar lo que vas a decir cuando confrontes a alguien?
- ¿Cómo alguien en el pasado ha usado la afirmación al corregirte? ¿Cómo te hizo sentir?
- ¿Por qué a veces la verdad duele?
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