El intérprete fallece a los 78 años, el mismo día en que se estrena en Netflix 'Breaking Bad: el Camino', en la que tuvo uno de sus últimos papeles
Madrid
El actor Robert Forster, candidato al Oscar por Jackie Brown (1997), la película dirigida por Quentin Tarantino que resucitó su carrera, murió ayer viernes a los 78 años en Los Ángeles, según ha informado su publicista The Hollywood Reporter. La cauda de la muerte de Forster, de 78 años, ha sido un tumor cerebral. El fallecimiento se produjo el mismo día en que se estrenaba en Netflix Breaking Bad: el Camino, la película que sigue con la trama de la serie de Vincent Gilligan en la que Forster participó en el penúltimo episodio, por lo que repetía ese papel en el largometraje.
Aunque Forster tuvo una larguísima carrera, desde que debutó en Reflejos en un ojo dorado (1967), el intérprete estaba hundido en filmes de muy bajo presupuesto y poca chispa cuando Tarantino le reclutó para Jackie Brown en 1997, en un personaje escrito especialmente para él. Gracias a su formidable presencia y a su talento (en todas las películas que hizo, incluso en las más deplorables, aparecía su magnetismo), logró una candidatura al Oscar a mejor actor de reparto. No logró el premio, que recibió Robin Williams por El indomable Will Hunting.
Otro director que supo exprimirle fue en David Lynch, que contó con él en Mulholland Drive (2001) y en la segunda etapa de la serie Twin Peaks. Tanto Lynch como Tarantino ya habían querido contar previamente con Forster en sus obras. El primero le llamó para la primera temporada de Twin Peaks, pero el actor ya estaba comprometido. El segundo se planteó su participación en Reservoir Dogs, dando vida al gángster Joe Cabot, que finalmente interpretó Lawrence Tierney. Los dos cineastas no le olvidaron y años después le reclutaron para sus siguientes proyectos.
Forster nació en Rochester en 1941. Su padre era entrenador de animales en el circo Ringling Bros. and Barnum & Bailey: de ahí el póster de la oficina de su personaje Max Cherry en Jackie Brown. Empezó en la Universidad a estudiar Derecho, pero un día siguió a una chica pensando en cómo llamar su atención, y tras sus pasos entró en el auditorio en el que la chica estaba ensayando una obra de teatro. Así comenzó Forster en la interpretación y así conoció a su primera esposa, June Provenzano, con la que tuvo tres hijas.
Tras graduarse, debutó en 1964 en Broadway y surgió la oportunidad de una prueba de cámara para 20th Century Fox, test que vio el mítico jefe del estudio, Darryl F. Zanuck, que le contrató para Reflejos en un ojo dorado.
En su inmenso currículo, que suma más de 180 apariciones en cine y televisión, hay espacio para todos los géneros. Tras debutar con John Huston, actuó para Robert Mulligan en La noche de los gigantes (1968) y, sobre todo, para Haskel Webster en Perspectivas (Medium Cool) (1969), en la que encarna a un cámara devorado por las dudas éticas. En esa primera etapa compaginó las dos pantallas con la serie Banyon (1971), y películas como Avalancha (1978), El abismo negro (1979), o La bestia bajo el asfalto (Alligator) (1980). Esa etapa se cierra con Vigilante (1982), Al filo de la navaja (1985), y Delta Force (1986), con Chuck Norris.
Su carrera se hundió en películas realmente malas, con meses sin trabajo, hasta la llegada de Tarantino. Su nombre volvió a brillar, y apareció en películas como Yo, yo mismo e Irene (2000), Human Nature (2001), Los ángeles de Charlie: al límite (2003), El caso Slevin (2006) y Los descendientes (2011). Por su porte, en estos años ha encarnado a militares y policías con verdad y contundencia, como en Objetivo: la Casa Blanca (2013) y Objetivo: Londres (2016). Su último gran trabajo aparece en Lo que fuimos (2018), como marido de una mujer devorada por el alzhéimer.
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