La Banda Gástrica Virtual (BGV) es un tratamiento psicológico de la obesidad creado por el argentino Armando Scharovsky, que utiliza la hipnosis y la programación neurolingüística para instaurar y reforzar nuevas pautas de conducta frente a la comida; disminuyendo así el deseo por comer y logrando el soñado cambio de hábitos.
Por Mariela González Tovar PhD
Este modelo terapéutico, no es una nueva dieta y no compite, por tanto, con ninguna otra dieta, plan alimenticio o tratamiento que la persona esté siguiendo o decida seguir. Al contrario, la BGV es un apoyo para quienes requieran de intervenciones, facilitándole a las personas identificarse y reconocer su nuevo yo delgado, así como a prepararse psicológicamente para deshacerse del traje de gordo que nunca más será necesario.
Igualmente, la BGV ayuda tanto a pacientes que han sido afectados emocional y físicamente por el fracaso de otras terapéuticas; como en los casos en los que la obesidad sea una consecuencia de razones psicológicas, al ser cómodamente integrable a un tratamiento psicológico que dilucide y solucione las causas de ésta.
La hipnosis o instalación de la BGV se realiza en un estado muy placentero de relajación, donde los pacientes están conscientes. El método consiste en una sesión grupal o individual que dura tres horas; durante esta jornada los terapeutas autorizados por el Instituto Scharovsky, explican los fundamentos del programa, dando a conocer el tratamiento y aclarando cualquier duda que tengan los pacientes. Posteriormente, se inicia la hipnosis para “implantarles” en ese estado la BGV, en donde se trabaja con los pacientes, ideas y convicciones para modificar las actitudes frente a la comida.
A partir de esto, el paciente recibe dos grabaciones realizadas con técnicas de reprogramación; éstas las deberá escuchar cada noche al dormirse y cada mañana al levantarse. Ambas pretenden que cada día sea más fácil para el paciente, comer menos cantidad sin mayor esfuerzo, sólo a través de la disminución del deseo por la comida.
Seguidamente, dependiendo de las necesidades del paciente, se realiza un taller de control y de refuerzo hipnótico cada 15 o 20 días. Este taller tiene una duración de una hora, permitiéndole al terapeuta reforzar las consignas al paciente, así como el trabajo de algún problema emocional que limite la eficacia del tratamiento.
Para finalizar, el paciente regresa a consulta para un segundo taller después de haber cumplido tres meses con el implante de la BGV, en este taller se plantea un cambio de consigna y se le entrega dos grabaciones más al paciente para que con ellas pueda seguir con la reprogramación diaria que busca la modificación de las conductas de alimentación.
La efectividad de la BGV en disminuir el apetito a menos del 50%, radica precisamente en la reiteración diaria de las consignas que se inscriben en el inconsciente y reaparecen en la conciencia, logrando que la modificación de las conductas frente a la comida sea una decisión automática y evitando así la presión acumulada que conduce inevitablemente a las recaídas.
Es por ello que el paciente debe de agregar estos recursos y estos descubrimientos a las herramientas que ya dispone para que puedan así obtener mejores resultados que se traducirán finalmente, en beneficios de su pérdida de peso y en especial para su cambio de patrones alimentarios.
Psicólogo Clínico