El grandeliga venezolano se estrena este año la camiseta de las Golondrinas de Yakult y vive con esfuerzo la experiencia primaveral en el Lejano Oriente, donde la preparación física tiene un rol mucho mayor que en la mismísima MLB
Por Ignacio Serrano
ElNacional.com
Puede que alguien ya le hubiera advertido a Alcides Escobar lo que le esperaba en Japón, puede que no. El caso es que el campocorto firmó gustoso un contrato para reforzar a las Golondrinas de Yakult y ahora admite que el Spring Training en ese país es agotador, aunque en “un ambiente divertido”, según aseguró.
Escobar tiene ya tres semanas preparándose para la campaña 2020 de la NPB, como parte de la decena de venezolanos que incursionarán este año en el circuito más exigente del Lejano Oriente. Allá ha sido testigo de la predilección de los nipones por el trabajo físico.
“Estoy cansado, porque nunca he practicado con este tipo de esfuerzo en todo el tiempo que tengo en el beisbol”, admitió al sitio Web Sportiva. “Pero lo estoy disfrutando aún más. Es un ambiente muy divertido y todo el tiempo bromeamos entre los jugadores mientras estamos practicando. Realmente me gusta”.
Escobar viajó al archipiélago con un Guante de Oro, el anillo de la Serie Mundial de 2015 y la fama de ser un chocador de bola que puede mover bien las piernas. Viene de una zafra para el olvido, sin embargo, pues fue dejado libre por los Reales de Kansas City a finales de 2018, no pudo hacer el equipo grande con los Orioles de Baltimore en la pasada primavera boreal y después se limitó a jugar en Triple A para los Medias Blancas de Chicago.
La experiencia ha permitido constatar muchas diferencias entre la pelota japonesa y lo que acostumbraba en la Gran Carpa.
“En Estados Unidos te preparas por tu cuenta”, explicó Escobar. “Aquí te mueves y practicas con el equipo completo. Pero tienes que adaptarse a la cultura japonesa del beisbol si piensas jugar aquí”.
Es tan proverbial el trabajo físico en la NPB, que lanzadores venezolanos cuentan sobre su experiencia allá que entre apertura y apertura están obligados a hacer sesiones de bullpen que suman 80 o 90 pitcheos. En Occidente, ese trabajo es simple rutina de mantenimiento, que rara vez pasa de 25.
Escobar no puso reparos al cambio. Por el contrario, lo asume.
“Soy un jugador de equipo”, subrayó el varguense de La Sabana. “Haré cualquier cosa para contribuir con las victorias del equipo. Por eso, lo que hagamos en este campamento está perfectamente bien para mí”.
Publicado en ElNacional.com, el miércoles 19 de febrero de 2019.
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