EL EMERGENTE
Por Ignacio Serrano
El nombre de Yhoswar García no es ajeno a los periódicos. El adolescente que acaba de firmar por 2,5 millones de dólares con los Filis de Filadelfia tiene un brillante futuro a sus pies, como dan fe scouts y desarrolladores de talento tan prestigiosos como Carlos Ríos, para quien se trata de una excelente adquisición. “Cinco herramientas plus. Potencial grande”, escribió.
García seguramente soñaba con su salto al beisbol profesional allá en 2012, cuando representaba al país en el Torneo de Las Américas, categoría infantil A, celebrado en Guatemala.
El rostro del joven mirandino todavía mira con alegría desde la fotografía publicada por el diario La Voz, enfundado por la bandera tricolor, contento, en medio de la celebración colectiva, en la que fue galardonado como Champion Jardinero.
García es dueño del séptimo bono más rico en la historia del beisbol criollo. Es uno de apenas 16 nativos con un convenio sobre 2 millones de dólares al momento de empezar su carrera. Se trata de una lista exclusiva y de mucho dinero. Es de creer que las organizaciones de la MLB concederán cantidades semejantes a verdaderas súper estrellas en potencia.
¿Ha sido así? ¿Cuál ha sido la suerte de esos muchachos que integran tan afortunado grupo?
Adys Portillo fue el primero. En 2008 quebró el récord de Jesús Montero, que poco antes había superado el bono de Miguel Cabrera, y estampó su rúbrica con los Padres de San Diego. Ningún jugador del patio había recibido 2 millones de dólares por dar el salto. Fue noticia de primera plana a nivel nacional.
Portillo no lanza desde hace un lustro. Las lesiones le aquejaron desde muy temprano. No pudo pasar de Doble A. Algo se mostró con las Águilas del Zulia, pero en junio de 2015 fue cambiado a los Tiburones de La Guaira por René Reyes y, aunque lo intentó, ya no pudo regresar.
Adonys Cardona, otro lanzador, quebró la marca del zuliano, al obtener 2,8 millones de los Azulejos de Toronto, en 2010. Llegó a Clase A avanzada en 2017. Los problemas físicos y el descontrol descarrilaron su carrera. La última vez que le vimos defendió a los escualos en la zafra 2018-2019 de la LVBP.
El campocorto Kevin Maitán apareció en 2016, para desplazar a Cardona. Los Bravos de Atlanta le concedieron 4,25 millones de dólares en 2016. Y cuando el comisionado de las Grandes Ligas sancionó al equipo con la pérdida de varios prospectos, recibió otros 2,2 millones de dólares por parte de los Ángeles de Los Ángeles. Ningún valor juvenil nacido en Venezuela ha conseguido tanto.
A Maitán no le ha ido muy bien, todavía. Sus promedios en las Ligas Menores son .229/.288/.347, aunque en 2019, en Clase A media, sacó 12 jonrones en 123 juegos. Tiene 20 años de edad.
Únicamente hay un grandeliga entre los 16 mejores bonos de Venezuela, hasta ahora. Se trata de Renato Núñez. Los Atléticos de Oakland le dieron 2,2 millones de dólares en 2010. Su ascenso a la Gran Carpa fue decidido, aunque no su consolidación con los A’s. Al final, lo logró con los Orioles de Baltimore, acaba de conseguir su primera zafra de 30 jonrones y parece destinado a ser el antesalista de esa escuadra en 2020.
¿Y los demás? ¿Cuál ha sido su suerte? Veamos caso por caso.
Abrahán Gutiérrez tiene 20 años de edad y acaba de ligar para .246/.314/.318 en Clase A media con los Filis, con 4 vuelacercas. Es receptor.
El centerfielder Misael Urbina (.279/.382/.443 en la Dominican Summer League) y los caretas catcher Francisco Álvarez (.312/.407/.510 en Novatos), Diego Cartaya (.281/.343/.432 en las mismas categorías), el inicialista José Rodríguez (.245/.359/.340 en Novatos) y el shortsop Gabriel Rodríguez (.231/.321/.361 entre la DSL y Novatos) son muy jóvenes para concluir algo. Aunque Álvarez y el segundo de los Rodríguez aparecen entre los principales prospectos de la actualidad, de acuerdo con varios portales.
El paracorto Arol Vera todavía no ve acción en las Ligas Menores, pues dio el salto en junio pasado.
Daniel Montaño, outfielder, sí ha recorrido más trecho. En sus cuatro zafras tiene una línea de .240/.311/.390. Viene de jugar en Clase A media y el 31 de marzo cumplirá 21 años de nacido.
Daniel Flores y Víctor Sánchez no pudieron demostrar de qué eran capaces. El primero murió de cáncer antes de debutar y el segundo fue víctima de un lamentable accidente que también le robó la vida. Sánchez llegó a Doble A, con buenos números, y parecía destinado a las Grandes Ligas.
La primera conclusión es obvia: los bonos más grandes no garantizan el éxito. Por el contrario.
Habrá que esperar. La mayoría es aún muy joven. Pero algo sí está claro: aunque Yhoswar García haya asegurado ya su futuro y el de sus seres queridos, tiene ante sí un largo camino, que muy pocos logran completar.
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Columna publicada en ElNacional.com, el lunes 16 de marzo de 2019.
Ignacio Serrano
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