El vértigo es un trastorno el equilibrio que se acompaña de inestabilidad con sensación de giro de uno mismo o de los objetos a su alrededor. |
“El vértigo es la ilusión del movimiento del entorno que nos rodea. El paciente que padece vértigo tiene una desagradable percepción de que todo gira o se mueve a su alrededor”, explica Eduardo Martín Sanz, presidente de la Comisión de Otoneurología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).
Es bastante frecuente que cuando tenemos esa percepción lo describamos (erróneamente) como mareo y se usen vértigo y mareo indistintamente. Sin embargo, no son lo mismo. “Son síntomas muy habitualmente confundidos por el paciente, porque son difíciles de distinguir adecuadamente”, añade Martín Sanz, quien reitera que “el vértigo es la sensación clara y evidente de que todo el entorno gira o se mueve violentamente. En cambio, el mareo es la sensación desagradable de inestabilidad, desequilibrio, con sensación habitualmente nauseosa que se agrava con los movimientos rápidos”.
Jesús Díez Manglano, vicepresidente primero de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), añade que un mareo es lo que ocurre en las personas aprensivas cuando ven sangre, o están en ambientes cerrados con mucho calor. “Sin embargo, esta palabra se utiliza también cuando uno tiene cinetosis o cuando ha bebido una cantidad elevada de alcohol”.
Habiendo aclarado que no es lo mismo vértigo que mareo, ¿por qué aparece el primero? Díez Manglano especifica que las causas son variadas: por movimientos bruscos (por ejemplo, en atracciones de feria o en barcos, lo que se conoce como cinetosis); por el acúmulo de cerumen en el oído, las infecciones del oído y del cerebro; la toma de algunos medicamentos; como consecuencia de intoxicaciones (como el consumo excesivo de alcohol); tener la tensión arterial no controlada; presentar traumatismos, tumores o la enfermedad de Ménière y la esclerosis múltiple. “También es muy frecuente el vértigo posicional. Y no hay que olvidar la ansiedad como causa de vértigo”, apostilla.
De entre todas ellas, el presidente de la Comisión de Otoneurología de la SEORL-CCC, señala que la causa más frecuente está originada en el oído interno, que llega a ser causante de aproximadamente el 80% de los vértigos rotatorios. “Contrariamente a lo que muchos pacientes puedan llegar a pensar, la causa cervical como origen del vértigo, es muy improbable y controvertida”, añade.
Respecto a los síntomas que suelen acompañar al vértigo, los más frecuentes son:
- Palidez.
- Sudoración.
- Náuseas y frecuentemente, vómitos.
“Es muy habitual que dependiendo del tipo de vértigo, pueda padecer también, pérdida de audición (denominada hipoacusia), ruidos en uno de los dos oídos (llamado acufeno o tinnitus) y sensación de taponamiento de los oídos. Además de estos síntomas, existen otros menos frecuentes como caídas bruscas o síncopes, intolerancia al ruido y mareo crónico en espacios abiertos con mucho estímulo visual, como por ejemplo, centros comerciales”, describe Martín Sanz.
¿Cómo afecta al día a día?
Al igual que las causas son múltiples, el modo en el que afecta a cada persona (dependiendo del tipo de vértigo) puede ser diferente e ir desde un episodio anecdótico, al cual el paciente no le da apenas importancia; a todo lo contrario, con gran limitación de las actividades de la vida diaria.
En caso de este último, el vicepresidente primero de la SEMI, señala que los ataques agudos de vértigo son muy incapacitantes. “El enfermo tiene que permanecer echado o sentado y mantener los ojos cerrados. En los casos de vértigo crónico los síntomas no suelen ser tan intensos, pero siguen dificultado la vida habitual.
Otro ejemplo de cómo limita esta enfermedad es que en los ataques agudos los enfermos afectados no pueden conducir un coche, no pueden hacer trabajos de precisión y en ocasiones necesitan la ayuda de otras personas para poder desplazarse y caminar. En los casos graves, incluso no pueden alimentarse por sí mismos.
El diagnóstico, crucial
El diagnóstico adecuado por un otorrinolaringólogo es crucial para poder prevenir y tratar este síntoma. “Este primer paso es fundamental para establecer pautas de tratamiento e incluso de prevención, según el tipo de vértigo que tenga el paciente. Por ejemplo, existen maniobras de tratamiento para el vértigo posicional (VPPB), dieta específica para la enfermedad de Ménière, o ejercicios que fomentan la compensación en el caso de la neuritis vestibular, entre otros”, hace hincapié Martín Sanz.
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