EL EMERGENTE
Por Ignacio Serrano
Un episodio memorable ocurrió este lunes. Uno de los peloteros jóvenes más emocionantes por su talento y forma de jugar rompió una ley no escrita en el beisbol y recibió una lección de los dos managers involucrados en el juego, tanto el piloto rival como el suyo propio.
Lo que hizo Fernando Tatís Jr. con los Rangers, ese día, fue patear en el piso a un adversario herido, metafóricamente hablando. Ganaban los Padres por siete carreras de diferencia, era el octavo inning y prácticamente todo estaba decidido.
Entre las herramientas maravillosas que nos ha entregado el nuevo análisis del beisbol está esa que se llama "Probabilidad de Victoria" (Win Probability) y sus derivados. Pues bien, repasando todas las veces en la historia de las Grandes Ligas en que un juego se ha encontrado con esa misma pizarra, en ese mismo inning y en similares circunstancias, el equipo que estaba adelante en el marcador ganó el choque en 99,6 por ciento de las veces, de acuerdo con la susodicha estadística. Está medido.
Era casi imposible que Texas volteara el resultado. Pero como bien precisó por allí ese lúcido analista que es AJ Cassevell, 99,6 no es 100 por ciento. Algo casi imposible todavía puede resultar posible. En este caso, los vigilantes tenían una entre 200 posibilidades de revertir su destino.
A Chris Woodward, el dirigente de los texanos, debería darle vergüenza haber dicho en rueda de prensa que Tatís hizo mal al hacer swing en cuenta de 3-0, con las bases llenas y con ventaja de siete en el octavo. ¿Qué hubiera pasado si su escuadra hubiera hecho lo que una de cada 200 en esas condiciones han logrado, si hubieran dado la sorpresa y se hubiera llevado el triunfo? ¿Habría pedido perdón, habría pedido que el ganado se le adjudicara a sus contrincantes, porque ya tenían el mandado casi hecho?
Yogi Berra ha debido agitarse en su tumba.
Al propio Jayce Tingler, timonel de San Diego, también debería darle vergüenza haber dicho, igualmente en rueda de prensa, que su pupilo tenía seña de aguantar, que rompió una norma y que a Tatís le tocaba aprender de este episodio.
Pues sí, el dominicano tiene una lección que aprender, pero se la dictó este martes un pitcher adversario, Trevor Bauer, cuyas salidas en las redes sociales son tan ruidosas como sus protestas contra el a menudo pésimo mercadeo que la MLB tiene sobre sí misma y sobre la imagen de sus peloteros más atrayentes.
"Hey, Tatis Jr, escucha esto:
1) Sigue haciendo swing en 3-0 si quieres, sin importar cuál es la situación del juego.
2) Sigue bateando jonrones, no importa cuál sea la situación.
3) Sigue aportando energía y brillo al beisbol, haciéndolo divertido.
4) Lo único que hiciste mal fue pedir perdón. Déjalo ya".
O dicho en palabras del gran Johnny Bench, miembro del Salón de la Fama y legendario slugger de los Rojos: "Todo el mundo debería batear en 3-0. Un Grand Slam es una excelente estadística".
Parece mentira que esto haya creado polémica. Tan cerca como el fin de semana pasado vimos a los Gigantes llegar al noveno episodio ganándole por cinco carreras a los Atléticos y perder el juego. Y sí, es verdad, cinco de diferencia en el noveno no es igual a siete en el octavo, pero ¿saben cuál fue el último club en las Mayores que estuvo en las mismas circunstancias de los Padres el lunes y perdió el juego? Pues los mismos Padres, en 2019.
Como precisó ESPN Stats & Info, en aquella ocasión Tatís era novato en San Diego y vio tan estrepitoso derrumbe con sus propios ojos. Así que al romper una de las más estúpidas leyes no escritas en el beisbol, y vaya que hay leyes no escritas que son tontas, demostró claramente que en su año de recluta aprendió muy bien la lección: nunca es suficiente ventaja si quieres asegurar la victoria.
Tingler volvió a hablar este martes y admitió que estaba errado. Reconoció que era él quien había aprendido una lección con todo esto: "Nosotros, los coaches, no deberíamos ser la noticia. Este deporte pertenece ciento por ciento a los jugadores", declaró.
Tatís es uno de los talentos más emocionantes que existen hoy en los diamantes. Y lo que hizo merece aplauso, pues no regaló ventajas en aras de ganar, que es para lo que le pagan un salario.
Por supuesto que se debe patear al rival en el suelo, metafóricamente hablando. Sobre todo en estos tiempos de swings largos de abajo hacia arriba, donde hasta los peloteros chiquitos ponen la pelota en las tribunas y ninguna diferencia parece pequeña.
No fuera a ser que los Rangers remontaran. Después de todo, ya le pasó a los Padres hace un año y ha podido pasarles ante Texas una vez más.
Ignacio Serrano
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