En una de las declaraciones de apoyo más contundentes de Estados Unidos a Taiwán, el presidente Joe Biden afirmó este 23 de mayo que su país está dispuesto a defender militarmente a la isla, en caso de que China decida atacarla. Sus cometarios se produjeron durante su parada en Tokio, Japón, en medio de su gira de cinco días por Asia en la que también lanzó un nuevo acuerdo comercial con 12 naciones del Indo-Pacífico.
Estados Unidos marca su más férreo respaldo a la independencia de Taiwán y China advierte una “oposición resuelta”.
Durante su parada en Tokio, Japón, en medio de su primera gira por Asia como presidente, Joe Biden aseguró que su Gobierno estaría dispuesto a intervenir militarmente en Taiwán, si China decidiera tomarse ese territorio a la fuerza.
“Ese es el compromiso que hicimos (…) Estamos de acuerdo con la política de una sola China. La firmamos y todos los acuerdos previstos se hicieron a partir de ahí. Pero la idea de que se puede simplemente tomar (Taiwán) por la fuerza, simplemente no es apropiado”, afirmó Biden al respecto, ante la mirada del primer ministro japonés Fumio Kishida.
El mandatario agregó que la responsabilidad de proteger a ese territorio es “aún más fuerte” después de que Rusia lanzara la guerra contra Ucrania.
Se trata de una de las declaraciones de la Presidencia de EE. UU. más contundentes en apoyo al autogobierno en décadas. Tradicionalmente, Washington ha evitado declarar garantías de seguridad explícitas hacia Taiwán, con el que ya no tiene un tratado de defensa mutua.
Un alto funcionario de la Casa Blanca señaló que la nueva declaración no representa cambios en esta materia.
Pero los comentarios de Biden parecen alejarse de la actual política estadounidense conocida como “ambigüedad estratégica” sobre Taiwán. Si bien Washington está obligado por ley a proporcionar a ese territorio los medios para defenderse, durante mucho tiempo ha seguido una línea nada concreta sobre si intervendría militarmente para protegerlo en caso de un ataque chino.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán agradeció al presidente de Estados Unidos por su apoyo.
CHINA RECHAZA A BIDEN
Los comentarios del mandatario estadounidense provocaron una fuerte respuesta de Beijing, que se refiere a Taiwán como una “provincia rebelde”.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbin, expresó su “fuerte descontento y oposición resuelta” a las anotaciones de Biden.
“China no tiene espacio para compromisos o concesiones en temas que involucran los intereses fundamentales de China, como la soberanía y la integridad territorial”, sostuvo.
Además, indicó que su país “tomará medidas firmes para salvaguardar su soberanía y sus intereses de seguridad. Haremos lo que decimos”, remarcó.
Beijing considera a la isla, que tiene su propio Gobierno, como parte de su territorio. Y bajo su política de «una sola China», afirma que es el tema más sensible e importante en sus relaciones bilaterales con Washington.
A pesar de la insistencia de la Casa Blanca en que las nuevas declaraciones de Biden no muestran un cambio en su política exterior al respecto, Grant Newsham, coronel retirado del Cuerpo de Marines de EE. UU. y actual investigador en el Foro de Estudios Estratégicos de Japón, explica que el significado es claro.
«Esta declaración merece ser tomada en serio (…) Es una declaración lo suficientemente clara de que Estados Unidos no se quedará de brazos cruzados si China ataca a Taiwán”, subrayó el experto.
El Gobierno de Xi Jijnping ha intensificado sus provocaciones militares contra Taiwán en los últimos años con el objetivo de intimidarlo para que acepte sus demandas de unificarse.
“Ya están coqueteando con el peligro en este momento al volar tan cerca y todas las maniobras que se realizan”, destacó Biden.
BIDEN LANZA NUEVO ACUERDO
Paralelamente en Tokio, el líder de la Casa Blanca lanzó un nuevo acuerdo comercial con 12 naciones del Indo-Pacífico.
En rueda de prensa, el presidente reconoció que las finanzas de Estados Unidos presentan “problemas”, aunque señaló que “menos importantes que los del resto del mundo”.
Aun así admitió que una recesión económica no será inevitable en su país y advirtió a los estadounidenses preocupados por las altas tasas de inflación que va a pasar un tiempo antes de que sientan alivio.
En medio de este panorama, Biden lanzó este 23 de mayo el Acuerdo Económico del Indo-Pacífico. Según su Administración, está diseñado para abordar la necesidad de estabilidad en el comercio tras las interrupciones causadas por la pandemia del Covid-19 y la guerra rusa en curso contra Ucrania, los dos son grandes exportadores de materias primas básicas, desde trigo y cereales hasta petróleo, gas natural y carbón, oro y otros metales preciosos.
Las naciones que se suman al pacto son: Australia, Brunei, India, Indonesia, Japón, Corea del Sur, Malasia, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam. Junto a Estados Unidos, representan el 40% del PIB mundial.
En una declaración conjunta, los firmantes aseguraron que el acuerdo los ayudará colectivamente a “preparar nuestras economías para el futuro”, tras las devastadoras consecuencias mundiales.
Para Washington, la medida servirá para que las economías de Estados Unidos y Asia trabajen más de cerca en temas que incluyen cadenas de suministro, comercio digital, energía limpia, protección de los trabajadores y esfuerzos anticorrupción.
Los detalles aún deben negociarse entre las naciones miembros, lo que dificulta que la Administración de Biden explique cómo este acuerdo cumpliría la promesa de ayudar a los trabajadores y las empresas estadounidenses y, al mismo tiempo, satisfacer las necesidades globales.
Críticos y expertos como Matthew Goodman, exdirector de economía internacional en el Consejo de Seguridad Nacional durante el Gobierno de Barack Obama, señalan enormes deficiencias. El especialista asegura que el plan no ofrece incentivos a los posibles socios de reducir los aranceles ni brinda a los signatarios un mayor acceso a los mercados estadounidenses.
Es posible que esas limitaciones no hagan del nuevo pacto una alternativa atractiva para la Asociación Transpacífica de Cooperción Económica, TPP, que avanzó sin EE. UU. después de que el expresidente Donald Trump se retirara. China, el mayor socio comercial para muchos en la región, también busca unirse al TPP. France24
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