“Hank Aaron es el único hombre al que idolatro más que a mí mismo”. Muhammed Ali. |
POR Mari Montes
Miguel Cabrera y Hank Aaron pertenecen a un club tan exclusivo que sólo están ellos dos: ambos son los únicos jugadores de la historia de las Grandes Ligas con 3 mil o más hits, 500 o más jonrones, más de 600 dobles y promedio al bate vitalicio superior a los .300. Una combinación así de extraordinaria.
Aaron es el fundador del club de los jugadores con 500 jonrones y 3 mil hits.
Se conocieron: de sus manos Miguel Cabrera recibió 4 veces el Premio Hank Aaron, como el mejor bateador de la Liga Americana en 2011 (.344), 2012 (.330), 2013 (.348) y 2015 (.338).
Cabrera igualó a Aaron en la cuenta de tubeyes con 624.
Entre la lista de nombres que ha desplazado, sin duda el de Henry Louis Aaron destaca reluciente; se trata de uno de los mejores bateadores de todos los tiempos, el indiscutible Rey del Homerun, un hombre cuya historia impactó más allá del béisbol.
+No sólo fue lo que hizo como jugador, sus números extraordinarios; fue lograr todo eso superando la pobreza, la segregación. A Hank Aaron le tocó enfrentarse al racismo, dar batazos pese a las amenazas, e instalarse en la élite de los jugadores de su tiempo y de todas las épocas por toda la eternidad.
No se puede hablar de beisbol sin mencionarlo. De él dijo una vez Mickey Mantle: «En lo que a mi respecta, Hank Aaron es el mejor jugador de mi época”.
Para describirlo sin ahondar en sus números, podemos comenzar con eso, que destronó a Babe Ruth como lider absoluto en cuadrangulares, una noche emocionante, en Atlanta, como bien lo destacó Vin Scully cuando le tocó narrar ese instante: “Un hombre negro está recibiendo una gran ovación en el Sur profundo, por romper el récord de un ídolo del béisbol de todos los tiempos ¡Qué momento tan maravilloso para el béisbol! ¡Qué momento tan maravilloso para Atlanta y el estado de Georgia! ¡Qué momento tan maravilloso para el país y el mundo!”
El célebre periodista y narrador de los Dodgers, tenía muy claro lo que significaba aquel momento para la historia del juego y de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos. Quedó registrada la valiosa frase en su voz, que cito de nuevo: “Un hombre negro está recibiendo una gran ovación en el Sur profundo (…) ¡Qué momento tan maravilloso para el país y para el mundo!”
A medida que Aaron se acercaba a la marca de los 714 jonrones impuesta por Babe Ruth, las amenazas contra su vida fueron en aumento. Si bien Aaron supo lidiar con los desplantes del racismo, desde que era un niño en su natal Mobile, lo que tuvo que soportar cuando estaba claro que derribaría la marca de El Bambino, fueron más que insultos. Durante todo el receso invernal, Aaron recibió correspondencia con todo tipo de amenazas a su vida; pero siguió adelante, y con ese batazo del jonrón 715, avanzó también el juego por la ruta abierta por Jackie Robinson en 1947.
Fue en el ocaso de su carrera, se trataba del jonrón 715. Estaba próximo al final después de haber sorteado dificultades solo superables por su deseo de jugar béisbol, deporte que practicó desde niño.
Henry Louis Aaron nació el 5 de febrero de 1934, en Mobile, Alabama, hijo de Herbert y Estella (Pritchett) Aaron. Creció junto a 6 hermanos en uno de los barrios más pobres, llamado «Down the Bay”.
La casa de su infancia ya no está en esa zona. Fue trasladada y convertida en un museo, pero es la casa donde vivieron desde 1941. Consta en una placa en la entrada que los Aaron compraron dos lotes de tierra por 53 dólares cada uno, donde Herbert construyó una casa de tres cuartos, de 25 x 25; a finales de los años 50, la ampliaron para incluir otro cuarto, la cocina y una sala de recibo.
Recorrer ese lugar permite entender las limitaciones con las cuales le tocó lidiar desde pequeño, pero también cuanto significó crecer en un hogar. Aprendió a valorar la riqueza insustituible del afecto.
En la cocina de Estella están sus objetos, vajillas, adornos, también vitrinas que conservan jerseys, guantes y bates.
Cuenta el articulista Bill Johnson para la web de la Sociedad de Investigación del Béisbol (SABR) que: “El joven Henry recogía algodón, entre otros trabajos ocasionales, y aunque sus padres no podían permitirse el equipo de béisbol adecuado para su recreación, Aaron podía practicar en interminables juegos en el solar de la casa y golpear tapas de botellas con ramas y palos de escoba comunes. Una de las consecuencias de este auto entrenamiento fue que desarrolló un estilo de bateo con las manos cruzadas, un hábito que mantuvo hasta sus primeros días en las filas profesionales. Aaron era un atleta talentoso para el fútbol y béisbol en Central High School. En el diamante jugó como campocorto, tercera base y algunas veces en los jardines, de un equipo que ganó el campeonato de Mobile Negro High School”.
Entre los siete hermanos de Henry había uno, Tommie, menor que Henry, quien luego jugó 7 temporadas diferentes en las Grandes Ligas. De hecho son los hermanos con el récord de más jonrones para una pareja de hermanos, con 768; los 755 de El Martillo y los 13 de Tommie.
En 1949, continúa Johnson en su semblanza: “a Aaron, de 15 años, influenciado por las hazañas de Jackie Robinson, a quien había visto en varios pases de exhibición por Alabama, se le permitió probar con los Dodgers de Brooklyn, pero no obtuvo una oferta de contrato, probablemente debido a su agarre de bateo poco ortodoxo. Sin embargo, ahora en el tercer año de secundaria, se transfirió al Instituto privado Josephine Allen para sus dos últimos años de educación. Había estado jugando para el equipo semiprofesional Pritchett Athletics desde los 14 años, y fue durante esos juegos, así como en algunas de sus competencias de softbol, que llamó la atención de Ed Scott. El cazatalentos convenció a Henry y a su madre de que sería una buena decisión firmar con los Mobile Black Bears, un equipo semiprofesional, por 3 dólares por juego. Estella le dio permiso al niño para jugar, pero sólo con la condición de que no viajara.”
El 20 de noviembre de 1951, a pesar de las preocupaciones de Estella de que no continuaría en la universidad, Henry firmó un contrato de 200 dólares al mes con los campeones de la Liga Negra Americana, los Indianapolis Clowns. Scout Bunny Downs había descubierto a Aaron jugando con los Black Bears durante una exhibición anterior y una vez con Indianápolis, Aaron floreció, ayudando a guiar al equipo a la corona de la Serie Mundial de la Liga Negra de 1952. En 26 juegos ese año registró un promedio de bateo de .366, conectó cinco jonrones y robó nueve bases. La serie y la temporada le permitieron a Aaron mostrar su variedad de habilidades no solo para los cazatalentos regionales, sino también para varias organizaciones de las grandes ligas.
La historia desde entonces, la conocemos mejor…
Después del campeonato, Henry Aaron recibió dos telegramas: uno con una oferta de los New York Giants y el segundo con una de los Bravos Boston. Como es sabido, eligió este último, le ofrecían 50 dólares más al mes. Compraron su contrato a Indianápolis, inmediatamente.
¿De dónde salió su apodo? En el artículo de SABR leemos: “Durante los primeros días de su carrera, el director de relaciones públicas de Milwaukee, Don Davidson, comenzó a referirse a Aaron como «Hank», no como «Henry», como lo conocían sus allegados, en un esfuerzo por hacer que el jugador silencioso pareciera un poco más accesible.”
En la semblanza que publica la página web del Salón de la Fama de Cooperstown se destaca: “Fue un productor constante tanto en el plato como en el campo, alcanzando promedio de .300 en bateo 14 veces; 30 jonrones 15 veces; 90 carreras impulsadas 16 veces y ganó tres Guantes de Oro, además de ser seleccionado en 25 ocasiones al Juego de Estrellas. La de 1957 fue posiblemente la mejor temporada de Aaron. Bateó .322, con 44 jonrones y 132 carreras impulsadas. Se alzó con el premio MVP de la Liga Nacional y llevó a los Bravos a su primer campeonato de Serie Mundial desde 1914. A pesar de su producción constante, no fue hasta 1973 cuando Aaron saltó a la atención nacional, cuando se acercaba exitosamente a uno de los los récords más preciados del deporte: la marca de 714 jonrones de Babe Ruth.”
Fue el 8 de abril de 1974, cuando Hammerin’ Hank envió un lanzamiento del lanzador de los Dodgers, Al Downing, al bullpen de los Bravos, donde fue atrapada por el lanzador relevista Tom House, mientras Aaron daba la vuelta al cuadro en medio de una gran celebración que incluyó fuegos artificiales.
En el video que registró el momento puede verse a dos estudiantes universitarios que corrieron para alcanzarlo y felicitarlo cuando recorría las bases, una irregularidad que no sería posible hoy en día.
La madre de Aaron corrió para recibirlo en el plato y darle un abrazo intenso y casi interminable, después confesó que lo hizo para proteger la vida de su hijo.
Por aquellos días, dijo Aaron: «No recuerdo un día de este año ni del pasado en el que no haya escuchado el nombre de Babe Ruth».
Terminó con 755 cuadrangulares en su cuenta definitiva.
Sigue siendo el líder de todos los tiempos en carreras impulsadas (2.297) y bases totales (6.856). Si cada uno de sus 755 jonrones fuera eliminado de su récord estadístico, se quedaría con 3.016 hits.
En el portal Baseball Almanac encontramos que “Hank Aaron fue el primer jugador de los Bravos de Milwaukee que usó el número 44 y el primer jugador de los Bravos de Atlanta en usar el 44 y el equipo lo retiró el año después de que colgó sus ganchos en 1977. Aunque Hank solo usó el 44 dos temporadas con los Cerveceros, ellos retiraron su número durante su última temporada.”
El historiador y documentalista Ken Burns, dijo de él cuando murió en enero de 2021: “Hank Aaron no sólo fue uno de los mejores jugadores de la historia del béisbol, sino que también fue un notable héroe estadounidense, cuya perseverancia y paciencia frente al racismo indescriptible, es un testimonio del espíritu humano. Lo extrañaremos.»
Como nunca estos días, por el béisbol y por haberse impuesto al racismo y la discriminación, como un hombre de paz, su ejemplo es enorme.
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