viernes, 21 de junio de 2024

El evangelio de la gracia de Dios

 

Grandes Montañas Humeantes, Tennessee. Fotografía por Charles F. Stanley.

El amor eterno y la seguridad pertenecen a todos quienes creen en que Cristo murió y resucitó.

21 de junio de 2024

Hechos 20.16-24

El apóstol Pablo tenía un ministerio que cumplir y un mensaje que dar: predicar de la fe que salva. Sus palabras en el pasaje de hoy de Hechos 20 nos ayudan a entender el concepto fundamental de nuestra salvación. Pablo lo llamó “el evangelio de la gracia de Dios” (Hch 20.24).

Somos salvos porque Dios es misericordioso. Nunca podríamos hacer suficientes buenas obras para salvar la brecha entre nuestro pecado y su santidad. Nunca podríamos cumplir los requisitos, en especial si consideramos cómo Cristo expandió el significado de la ley en el Sermón del monte (Mt 5–7). Pero la gracia es del todo diferente. No tiene nada que ver con nuestro mérito o desempeño, sino que se basa solo en el favor y el amor de Dios. Lo más notable es que el medio para nuestra salvación es solo a través de la fe. La gracia que Dios extiende es su regalo, no algo que le podamos agregar con nuestras obras (Ef 2.8, 9).

Alabado sea Dios por su plan maravilloso. Cristo pagó nuestra deuda de pecado con su muerte, y lo único que tenemos que hacer es creer en Él. Incluso después del momento de la salvación, la gracia de Dios sigue fluyendo. Nunca tenemos que preocuparnos de que no seamos lo suficientemente buenos y de que perderemos su favor. Su gracia es eterna. 

Biblia en un año: SALMOS 55-59

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