La majestuosidad de la época colonial, el realismo mágico de García Márquez y sus paradisíacas playas son algunos de los atractivos de esta perla del Caribe Sur
Una ciudad con varias vidas. Así se presenta Cartagena de Indias ante quien la visita. Sus calles empedradas, sus construcciones coloniales y la enorme muralla que aún la resguarda hablan de una época en la que era la joyita de la Corona Española y uno de sus puertos más importantes allá por 1533, cuando fue fundada.
Pero Cartagena no es sólo eso. Quienes busquen grandes cadenas hoteleras, tiendas de marcas internacionales y turismo de aventura, también podrán disfrutar de la ciudad, la quinta más grande en población de Colombia, con unos 900.000 habitantes.
Luego de aterrizar en el pequeño aeropuerto Rafaél Núñez, una temperatura de abrasadores 30° C reciben a los visitantes. Para recuperarse del sofoco será imprescindible arreglar el traslado hasta el hospedaje de antemano. En caso de elegir taxi, el viajero deberá asegurarse de que acepte dólares y convenir el precio de antemano para evitar sorpresas a la hora de pagar.
El primer contacto con la antigua Cartagena vendrá unos minutos más tarde, cuando emerja la gran muralla que rodea la ciudad. Del otro lado asoma el mar Caribe , pero esa no es la mejor postal de las playas de Cartagena.
Para encontrar las arenas blancas y el agua cristalina que se reproduce en los folletos turísticos hay que viajar a alguna de las islas que quedan a unos 45 minutos del puerto, o a Playa Blanca en la Península de Barú, considerada una de las mejores playas de Colombia. Otra opción es Isla Grande, también a 45 minutos de Cartagena en barco.
Quienes valoren el confort de las grandes cadenas hoteleras y la movida nocturna, podrán optar por la zona de Bocagrande. Pero si la intención es hospedarse en alguna de las tantas construcciones coloniales, con amplios patios interiores, se puede optar por algún hotel boutique por unos US$ 500 la noche.
La historia, a cada paso
La ciudad se presta para recorrerla sin prisa; el calor obliga a realizar varias paradas y a tomar un café en cualquier barcito con alguna cumbia colombiana sonando de fondo.
Para recorrerla, lo fundamental será tener un mapa, calzado cómodo, ropa fresca y un buen sombrero. Hay sitios ineludibles como el Palacio de la Inquisición y Museo Histórico, una construcción de 1610 tristemente célebre por ser el lugar de tortura de quienes cometían delitos contra la fe cristiana.
El gran mercado de artesanías y productos –donde se puede encontrar buen café a bajo precio y recuerdos de todo tipo– se encuentra en la zona de Las Bóvedas, una construcción de fines del siglo XVII. Para tomar la mejor foto de la ciudad y tener un lugar privilegiado en la puesta del sol, el Castillo San Felipe de Barajas es la mejor opción.
La ciudad de García Márquez también se ofrece en forma de tour para los visitantes que quieran conocer algunos de los lugares que habitó el poeta o en los que situó a muchos de sus personajes. Se puede bajar la app de la audioguía La Cartagena de García Márquez en iTunes por US$ 9,99, que ofrece un recorrido por 35 sitios.
Las cenizas del premio Nobel de Literatura están en el patio central del Claustro de la Merced, en el centro histórico de Cartagena, la ciudad donde construyó su casa y donde comenzó su labor periodística.
Tips
Rumba en chiva
Un paseo en un pequeño bus –la chiva– con orquesta a bordo y tragos recorre varios puntos de la ciudad al ritmo de la cumbia colombiana.
Culmina por lo general en algún
boliche situado fuera la muralla.
Pida rebaja
El precio que los vendedores ambulantes ofrecen a los turistas siempre puede ser negociado. La insistencia de los lugareños hará que logre concretar su compra a un precio que le convenga a ambos.
San Andrés
Si se dispone de dinero y de días, lo ideas es poder combinar la visita a Cartagena con la isla San Andrés, ubicada a una hora y media de avión.
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