Fue la primera gran estrella del toreo venezolano en el exterior. Realizó faenas memorables en Colombia y España
En sus tiempos de torero activo, Luis Sánchez, Diamante Negro, tenía un ritual: todos los primeros viernes de cada mes asistía a misa y rezaba tres Padres Nuestros. Decía que la fe lo mantenía sobrio en la arena para lidiar con las bestias con la capa y la espada. El pasado domingo, en el Hospital Central de Maracay, tuvo su última corrida con la vida y se despidió a los 89 años de edad.
Luis Sánchez Olivares nació en Ocumare del Tuy del 22 de febrero de 1927 y siendo un muchacho se trasladó a Caracas donde vivió cerca del Nuevo Circo, plaza que en el futuro deslumbraría con su arte. La primera corrida del Diamante Negro fue la última en el Circo Metropolitano de Caracas.
En esa oportunidad (19 de abril de 1945) el tuyero participó en una corrida bufo-seria pues en la primera parte toreó un payaso. En la segunda parte del programa se anunció a un torero incógnito que estudiaba en la Escuela Taurina de Prados del Este. Sánchez toreó bien con la muleta y la espada. A pesar de no liquidar al enemigo en cuestión con una estocada certera, el usía decidió darle la primera oreja de su larga carrera.
Después de alternar en par de ocasiones con Alí Gómez y ya en el Nuevo Circo, el joven se fue a Colombia para presentarse en la plaza Santamaría de Bogotá donde cuajó un rotundo éxito. Para ese momento, el que después fuera un ídolo, había entrado en el corazón de la afición venezolana.
El 30 de septiembre de 1963 realizó su última presentación en Caracas. Luis Sánchez ya había logrado la consagración en España, subido a la gloria en Colombia y elevado su arte en Venezuela cuando decidió colgar la capa.
En el tercer toro de esa despedida se midió contra Trinico, un animal de 403 kilos al que Diamante Negro trabajó con medias verónicas, para al final asestar la espada hasta la empuñadura y tumbar al enemigo sin puntilla. En 1972 se retiró oficialmente en la Feria de San Sebastián en San Cristóbal. Su traje de luces brillará eternamente.
Luis Sánchez Olivares nació en Ocumare del Tuy del 22 de febrero de 1927 y siendo un muchacho se trasladó a Caracas donde vivió cerca del Nuevo Circo, plaza que en el futuro deslumbraría con su arte. La primera corrida del Diamante Negro fue la última en el Circo Metropolitano de Caracas.
En esa oportunidad (19 de abril de 1945) el tuyero participó en una corrida bufo-seria pues en la primera parte toreó un payaso. En la segunda parte del programa se anunció a un torero incógnito que estudiaba en la Escuela Taurina de Prados del Este. Sánchez toreó bien con la muleta y la espada. A pesar de no liquidar al enemigo en cuestión con una estocada certera, el usía decidió darle la primera oreja de su larga carrera.
Después de alternar en par de ocasiones con Alí Gómez y ya en el Nuevo Circo, el joven se fue a Colombia para presentarse en la plaza Santamaría de Bogotá donde cuajó un rotundo éxito. Para ese momento, el que después fuera un ídolo, había entrado en el corazón de la afición venezolana.
El 30 de septiembre de 1963 realizó su última presentación en Caracas. Luis Sánchez ya había logrado la consagración en España, subido a la gloria en Colombia y elevado su arte en Venezuela cuando decidió colgar la capa.
En el tercer toro de esa despedida se midió contra Trinico, un animal de 403 kilos al que Diamante Negro trabajó con medias verónicas, para al final asestar la espada hasta la empuñadura y tumbar al enemigo sin puntilla. En 1972 se retiró oficialmente en la Feria de San Sebastián en San Cristóbal. Su traje de luces brillará eternamente.
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