234 muertos y 220 heridos fueron el resultado de la avalancha de la ciudad de Mocoa en Colombia, así lo indicó el último informe facilitado este domingo por la Cruz Roja Colombiana al Canal Institucional.
La ciudad colombiana ha sido declarada en estado de calamidad para agilizar las operaciones de rescate y de ayuda a las víctimas, con un número indeterminado de desaparecidos y damnificados.
No se descarta que el número de víctimas aumente ya que "hay mucha gente desaparecida", según manifestó el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien visitó la zona del desastre, un lodazal con piedras gigantescas arrastradas por los ríos hasta el centro mismo de esa ciudad de unos 45.000 habitantes.
"Toda la capacidad del Estado está desplegada para apoyar labor humanitaria y de búsqueda y rescate", escribió Santos en su Twitter sobre esta tragedia causada por fuertes lluvias que comenzaron en la noche del viernes y que hizo desbordar el río Mocoa y sus afluentes Sangoyaco y Mulatos.
La tragedia supera el más reciente desastre natural de Colombia, el de otra avalancha que destruyó el 18 de mayo de 2015 la localidad de Salgar, en el departamento de Antioquia, dejando al menos 104 muertos.
Crisis humanitaria
“Hay mucha desolación, es un clima de caos, de crisis. No hay alimentos. La galería fue arrasada y las pocas tiendas, los pocos supermercados que no resultaron afectados no abrieron, el comercio está cerrado, no hay casi comida, la gente deambula con la poca ropa que le quedó, todavía embarrada”, narró el periodista Élver Monje.
Contó que tras la avalancha hubo intentos de saqueos en algunos supermercados, lo que hizo que los dueños cerraran y decidieran vender, en algunos sitios, solo a los vecinos a puerta cerrada.
“Pudimos almorzar gracias a que teníamos un cilindro de gas y con ese pudimos cocinar para toda la familia”, cuenta Monje. “Nosotros tomamos agua de lluvia que recogimos y que compartimos con los vecinos”, relató Clara Inés, una pobladora.
El periodista afirmó que lo más grave es la falta de servicios públicos. La avalancha afectó las bocatomas de los tres acueductos del municipio, incluido uno privado, y la subestación de energía.
“Hay demasiados postes y cables en el suelo, creemos que para que vuelva la energía se va a demorar mucho, porque se ve que las redes sufrieron muchos daños”, afirma el periodista, que vive en el barrio El Progreso, cerca del lugar de la tragedia.
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