Las autoridades descartaron que la matanza perpetrada este domingo por Devin Patrick Kelley, que dejó 26 muertos en una iglesia baptista de Sutherland Springs (Texas, EE. UU.), se debiera a motivos raciales, religiosos o terroristas y atribuyeron la acción del tirador a asuntos personales. “Sí podemos decirles que había una serie de problemas domésticos en su familia”, afirmó el portavoz del departamento de Seguridad Pública del estado, Freeman Martin.
Las versiones sobre por qué escogió ese templo para perpetrar su ataque no son claras, algunas autoridades confirman que la madrastra de Kelley era feligresa de la Primera Iglesia Baptista, algunos medios señalan que entre 2009 y 2013, Danielle Kelley, actual compañera del pistolero, impartió clases a niños pequeños en este modesto templo, a los que les hablaba de Dios; y otras fuentes señalan que era su suegra. Por lo que esa selección no parece fruto del azar.
Las autoridades también confirmaron que todo apunta a que el autor de la masacre acabó suicidándose.
Kelley, según trascendió a medios, fue expulsado de las Fuerzas Aéreas norteamericanas y pagó un año de prisión por golpear a su primera esposa y a su hijo mayor.
Muchos de sus antiguos compañeros de clase han relatado que tomaron distancia de este ateo militante, de comportamiento hostil y frecuentes ataques de violencia.
Además, tenía historial de mal trato animal en Colorado.
Medios locales han publicado que el tirador disfrutaba largas temporadas en casa de sus padres, en un propiedad en las afueras de San Antonio de más de diez mil metros cuadrados, donde pasaba las horas afinando su puntería, misma que no usó mientras estuvo en la milicia: su tarea era logística.
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