El actor, ídolo gay desde que hizo pública su homosexualidad en sus memorias, ha fallecido este domingo tres días antes de cumplir 87 años
El actor estadounidense Tab Hunter, en una imagen de 1967 |
En los años cincuenta, un rostro bonito y una mirada firme abrían muchas puertas, y los de Arthur Gelien lo eran. Rozaban la perfección. Y aunque había nacido en Nueva York en 1931, a esos detalles físicos se le unían su pelo rubio y un moreno californiano -creció en ese Estado del Oeste, cuando su madre se divorció y decidió mudarse a la Costa del Pacífico- que definitivamente le catapultaron a la fama a los 17 años cuando su agente le cambió de nombre y le rebautizó como Tab Hunter. Con ese nuevo nombre tuvo varias vidas: la de un ídolo de adolescentes en el Hollywood del final de los años cincuenta e inicio de los sesenta, que enamoró a varias generaciones de espectadores; la de un actor en caída libre cuando tomaron el poder los intérpretes que procedían del Actors Studio y aportaban al cine talento y no tanto belleza, y la de un icono gay. En su autobiografía publicada en 2005 -todo un éxito de ventas, Tab Hunter Confidential: The Making of a Movie Star, el actor confirmó que era homosexual y había sido pareja de, entre otros, Rudolf Nureyev o Anthony Perkins. Desde sus inicios ya le acompañaron rumores sobre su orientación sexual, en una época en la que este era un tema tabú en la sociedad estadounidense. Su autobiografía se convirtió en 2015 en documental de Netflix Tab Hunter Confidential, en el que el actor reflexionaba sobre su carrera y hablaba sobre lo que supuso para sus sentimientos no hablar claramente de su homosexualidad hasta una edad avanzada.
Todos esos Tab Hunter se apagaron el domingo, cuando le quedaban solo tres días para cumplir los 87 años, según confirmó a The New York Times su esposo, Allan Glaser, que explicó que la causa de su muerte fue un coágulo de sangre que subió de una pierna a un pulmón. Hunter y Glaser eran pareja desde 1983 y se casaron en cuanto se aprobó el matrimonio homosexual en California (vivían en Montecito).
A Hunter le apasionaba montar a caballo, y así le descubrieron: en una academia de monta. Sin ningún tipo de aprendizaje dramático, solo por su cara bonita, el famoso agente Henry Willson -que también urdió la carreras de Rock Hudson, Rory Calhoun, Robert Wagner o Troy Donahue- le cambió de nombre. Aunque fue otro agente, el exactor Dick Clayton, quien le colocó en El forajido (1950), de Joseph Losey, y logró que firmara un contrato con el estudio Warner. La isla del deseo (1952) fue la película que le dio la fama, y así llegaron sus grandes años, con títulos como El rastro de la pantera (1954) Colinas ardientes (1956), Malditos yanquis (1958)... En febrero de 1956 llegó a recibir más de 62.000 postales de San Valentín, demostración de su éxito. Y en ese apogeo rompió su contrato con Warner cuando intentó que el estudio le apoyara en la compra de los derechos para el cine de la novela El premio del éxito(1957), que acabó convertida en película curiosamente con Perkins, durante un tiempo pareja de Hunter, como protagonista. Hunter, que había estado trabajando en la televisión en directo para mejorar como actor, se sintió traicionado, se fue de Warner (donde ya tenían preparado a un nuevo golden boycomo recambio, Troy Donahue) y descubrió que solo era un producto más de los estudios de Hollywood; su carrera se hundió. Él, que llegó a tener su propio show, The Tab Hunter Show, logró recuperar su tirón.
Sin embargo, Hunter siguió trabajando en títulos como Pistolas hostiles (1967) o No importa morir (1969). Además de actor, Hunter destacó también como cantante del grupo Young Love, llegando a encabezar la conocida de lista de popularidad de sencillos de Estados Unidos Billboard Hot 100. También hizo muchísimo teatro y televisión.
Y de golpe una nueva generación le descubrió con Polyester (1981), de John Waters. Repitió con la estrella de ese flme, Divine, en Polvo de oro (1985), y ambos decidieron aliar sus carreras, un deseo que no prosperó al fallecer Divine en 1988. En 1992 Hunter decidió cerrar su carrera con Dark Horse, una película que se basaba en un relato suyo, y voluntariamente desapareció de la escena pública para obtener un ansiado anonimato. De ese olvido salió con la publicación en 2005 de su sincera y fascinante autobiografía
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