Mi deseo para ti es que te fijes la meta de estar libre de deudas. Es posible, si eres disciplinado. Déjame decirte, si nunca has estado libre de deudas, no tienes idea de la libertad que experimentarás cuando ya no le debas nada a nadie.
Y esta es la razón por lo que es importante. Si Dios te dice que vayas y hagas algo ahora mismo, es posible que no puedas hacerlo porque estás en esa atadura económica.
La Biblia dice que no debemos retener el pago de nuestras deudas, que no debemos dejar ninguna deuda sin pagar. ¿Qué significa? Si solo estás pagando el mínimo en tu tarjeta de crédito, estás dejando una deuda sin pagar. La Biblia dice que no hagas eso. Dios no va a bendecir esa forma de actuar.
Necesitas organizar tus pagos. Quizás pienses que eso será difícil. Adivina qué. ¡Es difícil! Esa es la razón por la cual tantas personas están en deuda. Si fuera sencillo, todos serían ricos. El hecho es que la mayoría de las personas no tienen el carácter ni la disciplina para hacer lo que Dios dice que hay que hacer. Primero, da el 10 por ciento a Dios; segundo, ahorra el 10 por ciento; luego, haz un plan de pagos.
Dices, “Espera un minuto. ¿Me estás diciendo que ahorre antes de pagar mis deudas?” Eso es exactamente lo que te estoy diciendo – porque si esperas pagar todas tus deudas para comenzar a ahorrar y a diezmar, nunca lo harás.
Tal vez pienses que no puedes darte ese lujo, pero la verdad es que no puedes darte el lujo de hacer las cosas de otra manera que no sea la manera de Dios.
Reflexiona sobre esto:
- ¿De qué forma las deudas impiden que hagas la misión que Dios te dio?
- ¿Estás luchando con los hábitos de ahorrar y diezmar? ¿Por qué y por qué no?
- ¿Cómo estás construyendo una “gran deuda de amor” hacia las personas en tu vida?
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