Dios quiere que usemos algo de nuestro dinero para animar el compañerismo, para mostrar amor a otros creyentes, y para construir relaciones.
En cualquier ocasión en que doy de mi dinero a Dios, me acerca más a Dios. Cualquier ocasión que doy mi dinero a otra persona, me hace más cercano a esa persona. Cuando le doy dinero a personas en mi congregación o invierto en mi congregación, me vuelvo más cercano a la congregación.
Cuando salgo y compro una bonita tarjeta y escribo una nota de ánimo, simplemente estoy invirtiendo en el fondo mutuo de Dios. Cuando otro creyente está desanimado y necesita a alguien con quien hablar y le compro a esa persona una comida, solo he invertido en el fondo mutuo de Dios.
La Biblia dice, “Querido hermano, tú te portas muy bien cuando ayudas a los otros seguidores de Cristo, especialmente a los que llegan de otros lugares” (3 Juan 1:5 TLA). Cuando invertimos nuestro dinero en desarrollar relaciones dentro de la iglesia, acercas a otros a Dios. En otras palabras, cuando inviertes en el compañerismo de tu iglesia, ayudas a traer personas a Cristo.
¡Se creativo! ¡Se innovador! Piensa en algo. “Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones” (Hebreos 10:24 NTV).
En cualquier ocasión que le das a otros creyentes, ¡te hace más cercano a ellos!
Reflexiona sobre esto:
- ¿Dónde ves una necesidad en tu congregación o en la familia de Cristo de tu iglesia?
- ¿Cuáles son tus temores relacionados con alcanzar a extraños invirtiendo en sus vidas? Pídele ayuda a Dios para sobreponerte a tus temores y confiar en Él en tu ministerio.
- ¿Cómo ayudan las relaciones fuertes dentro de la iglesia a acercar personas a Dios?
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