La autora obtuvo el galardón con la obra 'Siempre en capilla' a los 26 años y desapareció del mundo literario durante cinco décadas
Lluïsa Forrellad en 2007 |
La escritora Lluïsa Forrellad (Sabadell, 1927), que tras ganar el Premio Nadal en 1953 desapareció del mundo literario durante cinco décadas, ha fallecido este sábado a los 91 años, cinco años después de la muerte de su hermana gemela, la también escritora Francesca Forrellad.
Fuentes cercanas a la escritora han confirmado la muerte de Forrellad, y la asociación Òmnium Cultural ha publicado un tuit en el que dice que "nos ha dejado Lluïsa Forrellad, autora de grandes obras como Siempre en capilla y Foc latent", y dedica "un sentido abrazo a la familia y amigos".
Lluïsa confesó haberse sentido "desbordada" por las expectativas que se crearon en torno a ella tras ganar el Nadal a los 26 años con la obra Siempre en capilla.
Se trata de una novela que relata las vicisitudes de dos médicos y un químico durante una epidemia de difteria en la Inglaterra del siglo XIX y que se enmarca en el realismo social propio de la época en que fue escrita.
Ens ha deixat Lluïsa Forrellad, autora de grans obres com 'Siempre en capilla' i 'Foc latent'.— Òmnium Cultural (@omnium) 4 de agosto de 2018
Una sentida abraçada a la família i amics. https://t.co/K1rLhzXy9i
Tras obtener este prestigioso galardón, Forrellad decidió mantener un silencio literario que interrumpió en 2006, cuando ya había cumplido los 78 años, con la publicación de Foc Latent(Angle Editorial).
Durante esos 52 años de supuesta inactividad, escribió varias novelas y se dedicó, según confesó en una entrevista a "vivir la vida". "No me había dado cuenta de que había pasado tanto tiempo", aseguró entonces.
La novela con la que volvió al mundo literario narra una historia romántica ambientada en la convulsa Barcelona de finales del siglo XIX, en la que se entremezclan pasiones, secretos y revueltas.
Escritora al margen de las modas, Lluïsa Forrellad dedicó décadas a rehacer y perfeccionar historias que escribió durante sus 50 años de silencio y que tenía mecanografiadas y guardadas en un cajón.
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