domingo, 30 de septiembre de 2018

Fito Páez: ‘Todos somos mucha gente que convive en nuestro interior’

Este viernes, el músico argentino tocará por primera vez en el Carnegie Hall de Nueva York, una de las salas más emblemáticas del mundo. Con más de veinte discos grabados y dos nominaciones a los Grammy Latino por el último de ellos, Páez habla de su disciplina, su aprendizaje permanente y la vocación política.




Fito Páez dice que le gustan los problemas hermosos, las complicaciones creativas que lo llevan a experimentar y a enjaularse durante semanas o meses en las salas de ensayo o en los estudios de grabación, hasta que emerge con la música que —luego de más de tres décadas de carrera— es su lenguaje predilecto para entender al mundo.
“Los ensayos son una instancia fundamental y son momentos de mucha intensidad, mucha tensión y extrema concentración”, explica el rosarino sobre una de sus rutinas más obsesivas. “La música tiene que ser interpretada de una manera correcta, que es como queremos y como suena en mi cabeza”.
A sus 55 años ha protagonizado conciertos históricos, como cuando se presentó ante cientos de miles de personas por el Bicentenario argentino o cuando los cubanos gritaron hasta el delirio en su recital en el teatro Karl Marx. Llenar teatros y estadios ha sido parte de su carrera desde la aparición de El amor después del amor, el disco que en 1992 lo consagró internacionalmente, con el que colmó diez veces seguidas el Gran Rex de Buenos Aires y el que se convirtió en el álbum más vendido del rock argentino.
Sin embargo, Páez está emocionado por el concierto de mañana. Dice que no es lo mismo: que es especial. Que es un honor. Y se ha preparado como un demonio para demostrarlo ante las personas que asistan al recital que dará este viernes en el Carnegie Hall en Nueva York.
“Es un teatro que carga con gran parte de la historia musical de la ciudad de Nueva York. Por ahí han pasado todas las estrellas de Estados Unidos”, dice. “En ese país surgió una de las grandes músicas populares que se inventaron en el siglo XX y el Carnegie es un lugar donde la música todavía es una cosa seria. Me siento muy honrado”.
Además de girar constantemente y grabar más de veinte discos, el argentino también ha incursionado en otros oficios como el de guionista, cineasta y novelista. Fito Páez es, como él mismo suele decir, muchas personas: “Todos somos mucha gente que convive en nuestro interior y lo más difícil es lidiar con todas esas partes. Que todos se puedan expresar a la vez, porque todos tienen que hablar en esa mesa”.
Aunque ya ha ganado cinco Grammy Latinos y este año está nominado en dos categorías, Fito Páez dice que no permite que el éxito cosechado lo despegue de la realidad que lo rodea. “Dejo hablar a todas las voces de mi interior, incluso a las más incorrectas. Siempre existe un 30 por ciento del mundo al que le va a encantar lo que hagas, a otro 30 por ciento no le va a gustar y el resto es totalmente indiferente ante lo que cantas. Entonces hay que tener un poco de humor”.
¿Puedes hablar del repertorio que se va a escuchar en el Carnegie Hall?
No te puedo contar nada pero sí te puedo decir que van a escuchar temas de casi todos los álbumes y va a ser en este formato especialísimo que utilicé en Euforia, mi disco de 1996, que es muy exótico. Se trata de mi banda electroacústica tocando con una orquesta de veintiún músicos con cuerdas, maderas, metales y vientos, y me parece que va a ser una noche totalmente extraordinaria para los que estemos tocando. Además, como no se va a filmar o grabar, también va a ser una velada alucinante y única para las 2800 personas que asistan esa noche.
Es un momento político complejo para la comunidad latina en Estados Unidos. ¿Cuál es el mensaje que te gustaría llevar a las personas que asistan a este concierto?
Creo que lo importante sería hacer foco en que la comunidad latina piense sobre su situación real, porque muchos votaron por Trump y creo que eso es un elemento de reflexión ineludible que debe convocar a intelectuales, artistas y filósofos de todos los países. Habría que preguntarse por qué se vota a un presidente que después nos desprecia.
Ya casi nadie hace discos de dieciocho canciones como La ciudad liberada. ¿Sientes que fue una apuesta arriesgada?
La verdad es que no fue una decisión arriesgada. Tampoco fue una provocación. Este álbum tuvo un recorrido muy intrincado porque mientras yo tenía mi experiencia personal con las vivencias musicales y las palabras, el mundo ardía allá afuera, estaba pasando de todo. Entonces se transformó en una especie de pequeño universo paeciano, una cosmogonía personal.
La crítica y el público lo han alabado como uno de tus mejores discos de los últimos años y se percibe como una producción muy anclada a la realidad con canciones como “Aleluya al sol”, que es una suerte de himno feminista.
Claro, yo tenía que reflejar lo que vivía durante la hechura del disco. En Argentina se produjo la primera marcha por los derechos de las mujeres en 2014 y fue muy importante porque se formó un movimiento fortísimo y las chicas están dando unas peleas impresionantes en el Congreso. Aunque se perdió la ley del aborto creo que se ganó una batalla cultural porque ya es un tema instalado en la sociedad y se va a aprobar el próximo año. Pero el objetivo principal es evitar que las chicas sigan muriendo por practicarse abortos clandestinos. Eso es una locura.
¿Crees que la escena roquera es especialmente machista?
Es una pregunta difícil de responder porque el talento y la dedicación a la música no tienen género. No haces buenas o malas canciones porque eres hombre o mujer o trans o gay o lo que sea. Las personas que se dedican hacen la diferencia. Conozco a infinidad de mujeres con obras extraordinarias en todas las músicas del mundo como Violeta Parra, Chabuca Granda, Mercedes Sosa, Liliana Herrero, Lola Flores, Joni Mitchell e infinidad de cantantes y compositoras alucinantes. Me parece que hay algo maniqueo en eso de que las mujeres no tienen lugar en la música. Creo que han tenido lugar, lo tienen y lo tendrán.
“Islamabad” podría ser una de las canciones más políticas del rock latino de los últimos años. ¿Cómo fue su proceso de composición?
Pienso que es una canción de observación y de mirada. Creo que ese tema intenta revelar las dos caras de la realidad y le pregunta al oyente si escuchó hablar de los desaparecidos, si sabe de los muertos en Argelia o si oyó hablar de cosas delicadas y graves que pasan en el mundo de hoy contra los discursos oficialistas que siempre son biempensantes, pero nunca se aplican en la realidad. La canción revela la doble moral del poder.
En tu carrera has experimentado con ambos mundos, pero ¿te sientes más cómodo con la producción análoga o con la digital?
Entiendo que ambos tienen sus virtudes y defectos pero, si me preguntas íntimamente, sí prefiero el análogo, definitivamente. Es más caro y más difícil porque siempre hay que volver a empezar; sin embargo, tiene una especie de alma que es difícil de replicar. Con lo digital puedes tener mucho más tiempo en la producción y te puedes dedicar a experimentar más. Pero son mundos distintos.
¿Sientes que todavía te queda mucho por aprender en la música?
He tenido una vida muy gozosa, pero sigo aprendiendo de todos los oficios que me interesan. La música es un lenguaje infinito por eso siempre puedes aprender algo. Creo que de ahí sale un poco la curiosidad y esta vitalidad por querer afrontar varios frentes y divertirme de diferentes maneras. Se trata de generarme nuevos y hermosos problemas.
“Me gusta reflexionar y activarme por las causas sociales”.
¿Cómo te gustaría envejecer?
¡Sin ninguna dignidad! Feliz y con humor. Quiero ver a mis hijos felices y todavía sueño con un mundo que respira amor, solidaridad y fraternidad. Así me gustaría envejecer.
¿Qué piensas de quienes te critican porque te vinculan al kirchnerismo?
Yo solo apoyé ciertas políticas de los gobiernos kirchneristas, pero nunca pertenecí a ese movimiento político. Comparto un montón de decisiones que ellos impulsaron como el matrimonio igualitario, la asignación universal por hijos y la creación de universidades públicas, porque todas esas cosas no existían en el país.
El kirchnerismo se inicia en el 2000, y en ese entonces yo ya había grabado quince discos y tenía una carrera muy sólida. Soy un hombre de las artes, de las humanidades, pero me gusta reflexionar y activarme por las causas sociales. Es bueno recordar que escribí “Al lado del camino” en 1999 y ahí digo que “yo ya no pertenezco a ningún -ismo”.
Argentina atraviesa una profunda crisis económica en este momento. ¿Crees que este tipo de coyunturas son cíclicas en la historia de tu país?
La crisis es terrible pero después de tantos años aciagos vividos en la dictadura, tenemos un montón de tiempo votando en presidenciales y legislativas. Por eso cuando el pueblo toma una decisión incorrecta tiene la posibilidad de arreglarlo inmediatamente o apoyar esa gestión y eso tiene un valor enorme. Pienso que la crisis coyuntural que estamos viviendo puede ser resuelta en las próximas elecciones y eso, para los que hemos atravesado periodos dictatoriales, es un logro fundamental. Confiemos en el voto popular y en la inteligencia de los pueblos.
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“Se trata de generarme nuevos y hermosos problemas”, explica el artista sobre su proceso creativo.CreditOmar Torres/Agence France-Presse — Getty Images
Ya para terminar, ¿podemos mencionar algunos nombres y nos cuentas qué significan en tu vida?
Claro, por supuesto.
Charly García.
Charly es la historia de mi vida.
Gustavo Cerati.
Una de las personas más sofisticadas que conocí en la música popular en lo que llevo en este mundo.
Fabiana Cantilo.
Fabi es un todo mío porque es mi hermana, fue mi novia, mi amante y mi mujer. Es como tener en una sola persona a toda tu familia.

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