viernes, 14 de diciembre de 2018

El Atanasio, la casa de las finales en el fútbol colombiano


En la noche del 18 de junio de 2003, 54.425 hinchas rojos hicieron temblar los viejos cimientos del Atanasio Girardot.
Jamás aquella mole de concreto recibió tantas personas de forma simultánea. Fue como si casi toda la población del municipio de Girardota abandonara el pueblo para congregarse durante poco más de dos horas a presenciar el milagro rojo que finalmente no se dio en la semifinal de Copa Libertadores ante Santos de Brasil.
Pero no fue la primera ni la última vez que el Atanasio tembló. En 1999, en la última final del siglo XX del fútbol colombiano, entre Nacional y América, los testigos de esa noche narran cómo la tribuna a sus pies parecía sucumbir durante los penaltis que consagraron al cuadro verde.
Esa fue la primera definición, en formato de final de ida y vuelta, que albergó el máximo escenario del deporte antioqueño por el fútbol profesional colombiano.
Y aunque aquel temblor, las incontables grietas y la imagen vetusta de aquellos días comenzaron a forzar un necesario cambio, desde entonces el Atanasio cimentó su historia como el estadio por antonomasia de las finales en el balompié nacional.
Desde aquella final de 1999, la casa del DIM y Nacional fue el escenario de 16 partidos finales, récord solitario en Colombia. Más que una cifra, un recorrido por incontables anécdotas y noches inolvidables; sonrisas y lágrimas para la posteridad.
Nacional fue local en 13 de esas definiciones, de las cuales ganó 9: ante América (1999), Santa Fe (2005-1), Huila (2007-1), Equidad (2007-2 y 2011-1), Cali (2013-2), Junior (2014-1 y 2015-2), y Cali (2017-1). Perdió las cuatro restantes: contra América de Cali (2002-1), DIM (2004-1), Junior (2004-2) y el Deportes Tolima (2018-1).
El Poderoso, por su parte, alzó en el “Coloso de la 74” los títulos de 2004 (en el que fue visitante), ante Huila (2009-2) y Junior (2016-1). También vio cómo su afición tuvo que retirarse en silencio mientras el rival abandonaba el estadio con el trofeo en su poder, ante Cali en 2015-1.
“He tenido la oportunidad de servir con mi voz en los momentos más importantes para el fútbol antioqueño en este siglo. Es muy emotivo que por ejemplo alguien que te conoce te diga: nunca se me va a olvidar que mientras celebrabamos tal gol, en medio de la locura, aparecía su voz para anunciar quién lo había hecho y al final, usted anuncie el campeón. Hacer parte de ese recuerdo colectivo es muy significativo”, señala Carlos Giraldo, la voz del Atanasio Girardot desde 2001.
El estadio cambió drásticamente en la última década: desaparecieron las rejas que separaron durante décadas a los aficionados del terreno de juego. El color gris de las gradas dio paso al multicolor de la silletería. Los camerinos, los túneles de salida, todo cambió. Incluso afuera, unas vigas amorfas pero eficientes acabaron para siempre con el temblor que se sentía con cada celebración de gol.
Sin embargo, lo que nunca ha cambiado es su mística, la que ha acompañado las ilusiones de ambos equipos paisas y que albergará otra posible noche de gloria para el DIM .

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