viernes, 28 de diciembre de 2018

“Migrar es el gran verbo de nuestros tiempos”

La escritora mexicana se somete al carrusel de preguntas de este diario.



El trasiego por la frontera entre México y Estados Unidos es algo natural para la escritora Cristina Rivera Garza (Matamoros, 1964). "Soy, como mis abuelos tantos años antes, una fronteriza", cuenta a EL PAÍS. Desde finales de los ochenta vive en inglés y en español, trabajando en universidades norteamericanas y ofreciendo talleres o charlas de manera constante en México y otras áreas del mundo de habla hispana, algo que le permite "hacer preguntas que solo pueden ser respondidas si vas de uno a otro lado de la línea". La autora, que ha reflejado en sus obras la violencia que sacude México, cree que sería difícil tener una conversación verdadera sobre la realidad contemporánea sin tocar el tema de la migración. "Migrar es el gran verbo de nuestros tiempos". Considera que no hablar de inmigración sería omitir una parte de la realidad contemporánea y destaca el impacto de los 50 millones de hispanos que ya viven en Estados Unidos. "Estamos dándole otro rostro al sueño americano. Nuestras lenguas, acentos, comidas, trabajos, escrituras, músicas, movimientos forman parte intrínseca de lo que es Estados Unidos hoy".

¿Qué quería ser de pequeña?

Pensé que podía tomar fotos, pero fracasé. Jugué con la idea de estudiar teatro, pero resulté pésima actriz. Al final, solo he podido leer y escribir. Y eso ya lo quería ser desde antes: una lectora y una escritora.

En México, hemos tocado fondo muchas veces

¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser escritora?

Desde que leí el primer libro que me atrapó.

¿Qué significa ser una escritora para usted?

No volvería a escribir una sola frase si no creyera que escribir es una forma de pensamiento crítico—y de práctica crítica. Lo que la escritura me ha dado a mí—tanto como lectora y autora—es la convicción de que hay otros mundos por venir. Lo que es no iba a ser así y puede ser de otra manera. Esa es la gran lección de la imaginación encarnada.

¿Hay algún sitio que le inspire?

La última vez que lloré fue viendo Roma, de Cuarón

Las lagunas de sol y de la luna en el cráter del Nevado de Toluca.

¿Dónde no querría vivir?

Bajo una campana de cristal (o, lo que es lo mismo, dentro de un panóptico).

¿Cuál es su lugar favorito en el mundo?

Mi casa.

¿El mejor regalo que ha recibido?

Mi primera máquina de escribir: lettera 33.

¿Cuál es el mejor consejo que le dio alguno de sus padres?

Los niveles de violencia, especialmente contra las mujeres y los jóvenes, son cotidianos y espantosos

Puedes hacer todo lo que desees, pero no debes olvidar que tendrás que enfrentar las consecuencias de todos tus actos. Algo así... Dicho de muchas maneras.

¿Qué obra regalaría a un niño para introducirlo en la literatura?

Depende de la edad, los libros de Anthony Brown son maravillosos para los pequeños (y no tan pequeños). El diario de Ana Frank para los que se enfilan hacia la adolescencia.

¿Qué libro mataría por haber escrito?

Tantos. Las Olas de Virginia Woolf; La amante de Wittgenstein de David Markson; La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska. Luvina, el cuento de Juan Rulfo.

¿Cree que hay algún personaje literario al que usted se asemeje?

Creo que me gustó Anh, el personaje de The Naked Eye, de Yoko Tawada porque algo de su distracción, de su vida a la deriva, de su medio entender o malentender el mundo que le sigue dando sorpresas, no me resulta tan ajeno.

Respecto a su trabajo ¿de qué está más orgullosa?

Esta es una carrera larga. Hay que prepararse física y mentalmente para resistir el embate de tantas cosas. Poder hacerlo, seguir sintiendo la emoción de la página (pantalla) en blanco, es sin duda un privilegio enorme. Empezar de cero cada vez. Escribir con otros cada vez.

¿Qué libros hay en su mesilla de noche?

Ahora mismo tengo La Perra, de Pilar Quintana; No contar todo, de Emiliano Monge; Aquí me rindo y eso es todo, de Álvaro Enrigue; El asesino tímido, de Clara Usón; Onto-Cartography. An Onthology of Machines and Media, de Levi R. Bryant.

¿Libro electrónico o digital?

Ambos, aunque para distinto tipo de lecturas.

¿Cuándo fue la última vez que lloró?

Viendo Roma, de Cuarón; oyendo a mis estudiantes de licenciatura leer en público por primera vez del libro que hicimos juntos este semestre de otoño con nuestro risógrafo.

¿Qué cambiaría de usted misma?

Me gustaría ser más paciente.

¿Cuándo fue más feliz?

Hace un momento, saboreando comida hecha en casa, platicando y digiriendo al mismo tiempo.

¿Qué le deja sin dormir?

La alegría.

En su opinión, ¿para qué sirven los premios?

Colocan a los libros cerca de los ojos de más lectores.

¿Cómo ve el futuro de México?

El país ha sufrido las duras consecuencias de una guerra contra la población al menos durante los dos últimos sexenios. Hemos tocado fondo ya muchas veces. Los niveles de violencia, especialmente contra las mujeres y los jóvenes, son cotidianos y espantosos. Quiero ver un futuro donde, en lugar de esconder la cabeza, podamos mirar críticamente a nuestro entorno y tomar las medidas necesarias para dar fin a esta guerra desatada por la falta de legitimidad del gobierno calderonista.

¿Qué le diría a López Obrador si tuviera oportunidad?

López Obrador ha viajado por todo el país ya por varios años. En gran parte creo que de ese contacto surgieron los votos que le dieron una victoria clara en las pasadas elecciones. Si tuviera oportunidad, le recordaría que otro de los motivos de su victoria fue poner fin a la violencia y el dolor que ha producido la mal llamada guerra contra el narco. Ya los pasados regímenes intentaron, con consecuencias lamentables, la militarización del país. Es su deber buscar otras estrategias para cambiar el rumbo.

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