Un precio hoy y otro mañana. Esa es la historia de los guaros cada vez que tienen que comprar algo para alimentarse. “Pero si ayer estaba más barato”, es lo que preguntan a diario en los comercios al no entender que la inflación toma fuerza cada día.
Los comerciantes de frutas, por ejemplo, aseguran que los agricultores cada dos días aumentan, siendo su “justificación” que los productos químicos que utilizan para la siembra son importados y costosos cuando se cotiza en dólares.
“La gente sólo compra poquito”, asegura Juan Rodríguez, quien detalla que “todo sube de precio porque los agricultores no quieren perder dinero”, expresó el hombre quien se lamenta que ellos también tenga que aumentar diariamente para no descapitalizarse.
El kilo de piña, guayaba, melón y lechosa se puede conseguir en 1500 bolívares soberanos y casi nadie lo compra comentó Juan.
El economista Édgar Urbáez, explica que el aumento de los precios sin control se debe a una “inflación galopante” ya que no hay producción ni competencia para que el costo de la comida se mantenga estable.
“La oferta es corta y por eso la inflación crece”, comentó el especialista, asegurando que cada día la gente paga más y compra menos.
Édgar asegura que los precios suben por el ascensor, lo que hace que la producción se quede estancada y por ende disminuya. “Si no hay cambio de política, que es algo fundamental para la economía, esto no va a cambiar”, expresó al mismo tiempo que agrega que sin eso no se resuelve la inflación y los precios seguirán haciendo de las suyas cada día, por la falta producción y oferta en el mercado.
La carne y el pollo poco se ve en las carnicerías y quienes tienen oferta lo colocan por las nubes. Durante un recorrido, LA PRENSA evidenció que el kilo de carne está en 9 o 10 mil y el pollo en 6 mil bolívares soberanos.
Los lácteos y embutidos no escapan de los altos precios, un kilo se queso se consigue en 11 mil bolívares soberanos, mientras que una crema de leche es 3250 bolívares soberanos y la mortadela en 10.500 bolívares soberanos.
“La gente prefiere comprar pollo o carne y rendirla que comprar mortadela”, soltó Boris Mendoza, dueño de una charcutería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario