El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, elogió este miércoles al Gobierno de Iván Duque por su compromiso para restablecer la democracia en Venezuela. "La larga tradición democrática de Colombia la convierte en un líder natural en los esfuerzos regionales para apoyar la democracia y el Estado de derecho en Venezuela", ha asegurado tras reunirse con el presidente en la Casa de Huéspedes de Cartagena de Indias. "Todos los países que defendemos la democracia debemos unirnos para rechazar la dictadura de Venezuela", ha contestado el líder colombiano.
Duque, que asumió el 7 de agosto con la promesa de aislar diplomáticamente al régimen venezolano, ha buscado encabezar la oposición regional a Caracas. Hace pocos días ya había pedido a los países "defensores de la democracia" desconocer al nuevo Gobierno de Nicolás Maduro, que tomará posesión el 10 de enero. Los comicios en los que el heredero de Hugo Chávez obtuvo su reelección fueron boicoteados por la oposición, y buena parte de la comunidad internacional –incluyendo a Bogotá y Washington– decidió no reconocerlos.
En diciembre, Maduro vinculó a Duque y al presidente brasileño Jair Bolsonaro con un supuesto plan organizado por Estados Unidos para derrocarlo y asesinarlo. La reciente expulsión de funcionarios de ambos países y la llegada a Venezuela de bombarderos rusos elevó la tensión entre dos vecinos que comparten más de 2.200 kilómetros de una porosa frontera. Colombia es además el principal país de acogida de la diáspora que huye de la severa crisis política y económica de la República Bolivariana, con más de 1,1 millones de venezolanos asentados en su territorio, según las cifras más recientes de las autoridades migratorias.
"Felicitamos tanto al Gobierno de Colombia como a su pueblo por ayudar a los venezolanos que huyen del régimen de Maduro", declaró Pompeo. El jefe de la diplomacia estadounidense recordó que su país ha destinado casi 92 millones de dólares –55 millones en ayuda humanitaria y 37 en asistencia económica– para ayudar a Bogotá en su respuesta a la crisis venezolana. "La ayuda humanitaria es necesaria con tantos cientos de miles de hermanos venezolanos que han salido huyendo de la dictadura buscando esperanza", señaló Duque.
El viaje del secretario de Estado es el primero de un alto funcionario estadounidense desde que Duque llegó a la Casa de Nariño, y se produce luego de dos visitas anunciadas y posteriormente canceladas del presidente Donald Trump. El encuentro tuvo lugar dos días antes de una nueva reunión del Grupo de Lima, conformado por 14 países que incluyen a Argentina, Brasil, Canadá y Colombia, entre otros, pero no Estados Unidos. Algunos observadores esperan que el bloque fije una posición conjunta sobre la inminente toma de posesión de Maduro.
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Pompeo aterrizó en Cartagena después de asistir a la investidura del ultraderechista Bolsonaro como presidente de Brasil, a la que Duque envió a su vicepresidenta Marta Lucía Ramírez. La manera en que el mandatario colombiano –de corte conservador pese a que ha cultivado un perfil moderado– se inserte en la naciente alianza que han insinuado Trump y Bolsonaro surge como un nuevo interrogante en el escenario regional. Bogotá ha sido desde hace décadas un aliado estratégico de Washington, y Duque –como lo hizo su mentor, el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010)– ha planteado una política exterior cuyo eje principal está en Estados Unidos.
Una relación narcotizada
Además de la respuesta ante la crisis venezolana, Pompeo también le trajo a Duque otro mensaje del presidente Trump. Washington sigue "profundamente preocupado" por el crecimiento de los cultivos de coca y la producción de cocaína en Colombia, manifestó. Según los últimos datos disponibles, los narcocultivos en el país andino crecieron en 2017 de 146.000 a 171.000 hectáreas, la cifra más alta desde que la ONU vigila su extensión. Duque ha reconocido que, frente a esos niveles récord, la relación está "narcotizada".
En paralelo a esa alza, que ratifica a Colombia como el principal productor mundial de esta droga y a Estados Unidos como el mayor consumidor, ha aumentado también la tensión entre Bogotá y Washington, estrechos socios en la estrategia antinarcóticos desde 1999, cuando se concibió el Plan Colombia. Sin embargo, los dos países seguirán trabajando de la mano para lograr el objetivo conjunto de reducir los cultivos ilícitos y la producción de cocaína en un 50 % para finales de 2023, dijo Pompeo. "Estados Unidos sabe que debe seguir haciendo su parte en casa para reducir el lado de la demanda de la ecuación", agregó.
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