“Y todo lo que hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios Padre por medio de él” (Colosenses 3:17 NTV).
¿Te has preguntado alguna vez por qué Dios no está bendiciendo tu trabajo?
La respuesta puede ser muy sencilla. Quizás nunca lo invitaste a ser parte del mismo.
Ayer hablamos acerca de la historia de Andrés y Simón Pedro y sus redes vacías de peces en Lucas 5. Pasaron toda la noche sin recoger ni un solo pez.
Pero luego Jesús entró a su barca y ellos hicieron lo que él les dijo que hicieran. (“Lleven la barca hacia las aguas más profundas y echen allí las redes.”) Dios hizo el resto. Ellos recogieron tantos peces que sus redes se comenzaron a romper y necesitaron ayuda extra para traer la carga.
¿Qué diferencia hubo entre el período de tiempo en que no pescaron nada y el momento en que tuvieron que transportar demasiados peces?
Es el mismo lago, la misma barca, las mismas redes, los mismos pescadores y los mismos peces. La diferencia entre las redes vacías y la abundancia fue la presencia de Jesús en la barca.
Fue un cambio de juego. Ellos ya no pescaron por ellos mismos. Dios estaba en su barca.
¿Cuál es tu barca? Lo que sea que haces para vivir.
Si quieres que Dios bendiga tu trabajo, necesitas invitarlo a que sea parte del mismo.
Esto no es salvación. Yo conozco a muchas personas que tienen a Jesús en sus vidas, pero no en su trabajo. Para hacer que Jesús entre a tu barca, necesitas dedicarle tu carrera.
Cuando Simón y Pedro hicieron esto, Dios les dio más peces de los que podían cargar.
¿Cómo pasaron estos hombres de nada a la abundancia? Permitieron que Jesús usara su barca como una plataforma para su ministerio.
Tú no oras que Dios te haga exitoso para poder servirle con tu carrera. Haces lo contrario. Tú le dices a Dios: “Estoy fracasando en mi carrera, pero te daré lo que tengo como una plataforma para que tú la hagas funcionar.”
Es cuando Dios hace un milagro.
Lo que tú quieras que Dios bendiga, le das el primer lugar en eso. Eso significa que ya no eres un agente de bienes raíces, un maestro, un jardinero, o un contador. Sin importar cual es tu carrera, tú haces primero el compromiso de ser un misionero.
La Biblia dice, “Y todo lo que hagan o digan, hágalo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios Padre por medio de él.” (Colosenses 3:17 NTV)
Todo significa todo, incluyendo tu carrera.
Quizás estás ahorita en una rutina y estás teniendo una lluvia de ideas de opciones para cambiar tu carrera. Estás considerando un cambio, un nuevo trabajo, o un cambio completo de carrera. Quizás es lo que necesitas hacer.
Pero has esto primero: Pídele a Jesús que tome el control de tu barca. Comprométete a usar tu trabajo para la gloria de Dios.
Luego observa a Jesús hacer el milagro.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Por qué tendemos a pensar que ciertas carreras – especialmente pastores y misioneros – son más espirituales que otras?
- ¿Cómo sería si dedicaras tu carrera al servicio de Dios?
- ¿Cuál es el mayor obstáculo para comprometer tu carrera al servicio de Dios?
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