Jean-Claude Romand había pasado los 26 últimos años en la cárcel por matar a su esposa, sus dos hijos de cinco y siete años y sus padres
Jean-Claude Romand durante su juicio en 1996 en la corte de Bourg-en-Bresse, en Francia - AFP |
Jean-Claude Romand, el falso médico que asesinó a su esposa, a sus dos hijos de cinco y siete años y a sus padres, el 11 de enero 1993, fue liberado este viernes tras pasar los últimos 26 años en la prisión del centro de Francia, Sainte-Maure. Romand fue condenado en junio 1996 a cadena perpetua revisable, de la que tenía que cumplir como mínimo 22 años. Fue imputado con los cargos de homicidio, intento de homicidio, incendio voluntario y abuso de confianza.
La desconcertante historia del hombre que engañó a sus familiares y amigos durante décadas, haciéndose pasar por médico e investigador en el Centro nacional de la salud y en la Organización Mundial de la Salud, inspiró el rodaje de tres películas y a la escritura de cinco libros.
Romand, hijo único de un padre guardabosques y de una madre ama de casa, logró ocultar su verdadera situación -estaba desempleado y no percibía un salario- con un sorprendente éxito. Consiguió convencer incluso a un amigo cardiólogo -tras leer libros especializados en medicina- que era «uno de estos médicos al lado de los cuales uno se siente muy pequeño». Mentiroso profesional, si bien fue un estudiante exitoso hasta llegar a la universidad -aprobó la selectividad francesa con un año de adelanto-, Romand nunca alcanzó el tercer año de sus estudios de medicina, aun habiéndolo intentado hasta doce veces entre 1975 y 1986.
Sin embargo, pudo convencer a sus familiares y a su esposa de la progresión ininterrumpida de sus estudios. Para justificar sus «ausencias» a las clases universitarias, Romand hizo creer que padecía cáncer. El hábil estafador garantizaba una constante fuente de ingreso pidiendo prestamos a sus familiares, amantes y amigos. Y financiaba el reembolso de sus deudas contratando nuevos prestamos, en un complejo proceso financiero -conocido por su capacidad para generar efectos de bola de nieve- con el pretexto de invertir en bancos suizos, los cuales le ofrecían altas tasas de interés.
Discreto, culto y encantador
Cuando se mudó a Ginebra en 1983, con su mujer, tras ser supuestamente «contratado» por la Organización Mundial de la Salud, Romand se integró muy rápidamente en la alta sociedad suiza que lo veía como un hombre discreto, culto y encantador. Sus numerosas «misiones internacionales» en Japón y EE.UU. consistían en realidad en encerrarse en la habitación de un hotel en el aeropuerto.
Las creciente dudas de su esposa, quien se sorprendía de que nunca podía contactar con él en la oficina de la OMS; la insistencia de una amiga, que quería recuperar los fondos invertidos en Suiza, y la incomprensión de otra persona cercana a la familia tras hallar un registro de los funcionarios de la OMS en el que no figuraba el nombre de Romand, terminaron creando una gran presión sobre Romand, temeroso de que su doble vida llegara a su fin. Viéndose incapaz de admitir la verdad, el médico e investigador falso decidió poner fin a la vida de su familia y a la suya, incendiando el domicilio familiar tras matar a su mujer a golpes y a sus dos hijos y sus padres de tiros en la cabeza el 11 de enero 1993. Su plan no pudo ser llevado a cabo, no se pudo suicidar, pues los bomberos, alertados por los basureros que vieron el incendio, lograron salvarle la vida y sus crímenes fueron descubiertos. Por ellos ha pagado 26 años de cárcel, y de nuevo está en la calle.
La vida de Romand ha inspirado libros como «L'Adversaire», de Emmanuel Carrère, llevado después a la gran pantalla. En España, también se realizó un filme, «La vida de nadie», protagonizado por José Coronado.
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