Chun Han Wong había publicado un reportaje sobre las actividades financieras en Australia de un familiar del presidente Xi Jinping
Pekín
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El Gobierno chino ha denegado la renovación de credenciales a Chun Han Wong, un periodista del diario estadounidense The Wall Street Journal que había firmado un reportaje sobre las actividades financieras de un familiar del presidente chino Xi Jinping en Australia. A efectos prácticos, rechazar la emisión de la credencial equivale a expulsar al reportero del país.
Wong, de nacionalidad singapurense, estaba destinado en Pekín desde 2014 y se especializaba en política interna china. Su visado expiraba este viernes. Las leyes chinas obligan a los periodistas a contar con una acreditación de prensa, que se renueva anualmente y que les es imprescindible para acceder a un permiso de residencia. Hasta ahora, Wong no había sufrido problemas para tramitar cada año esa documentación, explica el periódico en un artículo sobre el caso.
Pero el 30 de junio Wong, un reportero muy apreciado entre sus colegas por su rigor y su compañerismo, publicó junto a otro periodista, Philip Wen, un artículo en el que indicaba que las autoridades de Australia examinaban los negocios de Ming Chai, un empresario de 61 años, de origen chino con nacionalidad australiana y primo de Xi, por posible blanqueo de dinero y participación en delincuencia organizada. Entonces, el Ministerio de Exteriores en Pekín consideró las alegaciones “sin fundamento” y pensadas para “calumniar a China”.
Antes de que viera la luz, las autoridades chinas también dejaron claro al periódico, según el artículo que publica este viernes el medio, que habría consecuencias si el reportaje de Wong y Wen llegaba a divulgarse.
“Es decepcionante que el Gobierno chino haya denegado credenciales de prensa a nuestro reportero. Nuestro periodismo ha sido imparcial y veraz. Por supuesto, seguimos comprometidos a cubrir la historia de China con los altos estándares habituales que nuestros lectores esperan”, ha indicado el director del diario, Matt Murray, en declaraciones que recoge el WSJ.
El Club de Corresponsales Extranjeros en China (FCCC, por sus siglas en inglés) se ha declarado en un comunicado “entristecido” y “furioso” por lo que equivale a una expulsión de hecho, la sexta de un corresponsal extranjero desde 2013, el año en que Xi Jinping completó su llegada al poder. Entre ellos figuran la entonces corresponsal de la revista francesa L’Obs, Ursula Gauthier, o la reportera de BuzzFeed Megha Rajagopalan, ambas por publicaciones relacionadas con Xinjiang, la región china hogar de la minoría uighur, de religión musulmana.
“El FCCC nota con especial preocupación una declaración del Ministerio de Exteriores de China en el que acusa a ‘unos pocos periodistas extranjeros’ de ‘calumniar maliciosamente a China’, añadiendo que ‘no damos la bienvenida a esos periodistas’”. En 2017, el propio Xi había exhortado a la prensa a “viajar y ver más de China… para aprender y seguir informando sobre más aspectos de China”.
Las expulsiones de los periodistas, agrega la asociación de corresponsales, representa “un intento extremo de las autoridades chinas de castigar a los medios de comunicación que hacen un trabajo con hechos que no presenta al país o a su liderazgo bajo una luz favorable. Los corresponsales extranjeros no son propagandistas, y no se les debe tratar como si lo fueran”.
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