El sistema circulatorio es el responsable de trasportar a través de la sangre el oxígeno y nutrientes necesarios para que el organismo funcione con normalidad. Cuando esto no ocurre, comienzan a manifestarse señales de pies hinchados, dolor en las piernas, manos frías y presencia de várices.
Esas alteraciones son producidas por la mala circulación del tejido líquido en los diferentes órganos y células del cuerpo. Si no se le presta atención ni se aplican los cuidados correspondientes, pueden desencadenar consecuencias incapacitantes e incluso riesgo de muerte.
El doctor José Antonio Parejo, médico internista y cardiólogo, explicó que este problema surge principalmente en las extremidades como piernas y brazos. Sus causas son variadas y pueden corresponder a enfermedades como: diabetes, hiperlipidemia, hipertensión u obesidad.
También puede deberse a hábitos como el sedentarismo, tabaquismo e inclusive el tipo de trabajo que la persona realice; o ser secundarias a algún trauma o accidente que altere la circulación normal de la sangre, indicó el médico.
Una mala circulación sanguínea afecta a las piernas y a los pies mucho antes de que broten las primeras señales visibles. Los síntomas, dependerán de donde esté la alteración. “Si la parte afectada es la venosa, serán más evidentes en las zonas de declive, es decir, presencia de várices en los miembros inferiores, que puedan complicarse con inflamación, ya sea flebitis o trombosis”, indicó Parejo.
Además, puede presentar edema, calor, manchas en la piel y fatiga. Cuando el problema se ubica en una parte del cerebro, el paciente puede presentar ictus; mientras que el flujo insuficiente de sangre hacia el corazón puede provocar angina o infarto.
Parejo, indicó que en algunos casos, la mala circulación puede ser hereditaria. Sin embargo, en algunas personas influyen factores como la ingesta de pastillas anticonceptivas, mantenerse de pie durante mucho tiempo, cruzar las piernas por largo rato o por el proceso de envejecimiento del cuerpo.
¿Qué hacer?
Para diagnosticar este problema es necesario hacerse una evaluación médica y que la persona que acude al especialista describa aquellos síntomas o dolencias de reciente aparición o las señales que estén produciendo alteraciones en la vida diaria.
“El primer contacto debe ser con un médico internista, quien se encargará de evaluar al paciente de forma integral, determinará qué exámenes realizar, iniciará el tratamiento y referirá al experto para los casos que así lo ameriten” aclaró Parejo.
Existen medicamentos que contribuyen a prevenir la obstrucción de las arterias que llevan el flujo sanguíneo y el oxígeno al corazón, como el ácido acetilsalicílico que actúa sobre una enzima llamada cicloxigenasa plaquetaria, impidiendo la formación de trombos.
Debido a su potente efecto antiagregante y vasodilatador, su uso está indicado para la reducción del riesgo de mortalidad en pacientes con sospecha de infarto miocárdico agudo, eventos isquémicos transitorios (AIT) y accidente cerebrovascular en pacientes con AIT, así como para la prevención de tromboembolismo después de cirugía o intervención vascular, entre otras cosas.
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