“Dios nos salvó y nos ha llamado a formar un pueblo santo, no por lo que nosotros hayamos hecho, sino porque ése fue su propósito”. 2 Timoteo 1:9a (DHH)
Tú fuiste salvo para servir a Dios. La Biblia dice: “Dios nos salvó y nos ha llamado a formar un pueblo santo, no por lo que nosotros hayamos hecho, sino porque ése fue su propósito” 2 Timoteo 1:9a (DHH).
Dios te redimió para que pudieras hacer su “obra santa”. No eres salvo por el servicio, sino que eres salvo para el servicio. En el Reino de Dios, tienes un lugar, un propósito, un rol y una función que cumplir. Esto le da a tu vida un gran significado y valor.
Jesús pagó con su propia vida para comprar tu salvación. La Biblia nos recuerda: “Porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo” 1 Corintios 6:20 (NTV).
No servimos a Dios por sentimientos de culpa o miedo o incluso por deber, sino por el gozo y la profunda gratitud que sentimos por lo que Él ha hecho por nosotros. Le debemos nuestras vidas. A través de la salvación nuestro pasado ha sido perdonado, nuestro presente tiene significado y nuestro futuro está asegurado. A la luz de estos increíbles beneficios Pablo concluye: “Por eso hermanos, puesto que Dios nos ha mostrado tanta misericordia, les ruego que entreguen todo su ser como sacrificio vivo a Dios” Romanos 12:1a (PTD).
El apóstol Juan nos enseñó que nuestro servicio de amor a los demás, demuestra que somos verdaderamente salvos. Él dijo: “Si amamos a nuestros hermanos creyentes, eso demuestra que hemos pasado de muerte a vida” 1 Juan 3:14 (NTV).
Si no tienes amor por los demás, ningún deseo de servir a los demás y sólo te preocupas por tus necesidades, debes preguntarte si Cristo está realmente en tu vida. Un corazón salvo es uno que quiere servir.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Por qué servir a los demás es tan significativo en nuestro caminar con Jesús?
- ¿De qué maneras estás usando tu cuerpo para honrar a Dios (1 Corintios 6:20)?
- Muchas personas piensan que están demasiado ocupadas o tienen demasiadas responsabilidades para ocuparse en servir a los demás. Si eso es lo que sientes, toma algún tiempo para orar y pedirle a Dios que te muestre lo que tienes que cambiar en tu vida para que puedas ser obediente a Él.
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