lunes, 28 de octubre de 2019

Un milagro discográfico

La aparición de 'Both Directions at Once', las cintas perdidas de una sesión de estudio de John Coltrane en 1963 son el lanzamiento más importante del año jazzístico

Un milagro discográfico

Coltrane no es un músico de jazz cualquiera: su relevancia trasciende el género, y que aparezca un disco de estudio inédito del saxofonista es una bomba cultural de primer orden, a la altura de encontrar un manuscrito perdido de Dostoievski, por ejemplo. Escuchar nueva música grabada en estudio por John Coltrane, con dos composiciones inéditas, además, resulta casi milagroso hoy en día.
La caja The Classic Quartet: The Complete Impulse! Recordings, publicada en 1998, aludía a esta sesión afirmando que las cintas se habían perdido (salvo un tema, Vilia, aparecido como tema extra en diferentes ediciones en CD). Constaban en el registro del estudio y del sello, pero nadie sabía qué fue de aquel puñado de temas que John Coltrane grabó con su legendario cuarteto en el estudio de Rudy Van Gelder en Englewood Cliffs el 6 de marzo de 1963. La anterior vez que el cuarteto había pisado un estudio había sido el noviembre anterior para grabar algunos temas para su álbum Ballads, justo antes de embarcarse en una nueva gira por Europa, y la siguiente sería solo 24 horas después, para registrar John Coltrane & Johnny Hartman. Escuchar hoy la música que tocó Coltrane en esta sesión encontrada y la que quedó grabada al día siguiente nos da una idea clara de los enfoques antagónicos del saxofonista respecto a ambas citas: junto a Hartman lo escuchamos adaptándose a las circunstancias, mientras que en este nuevo disco encontramos al Coltrane buscador e inquieto, en una sesión completamente propia.
La mejor forma de afrontar la escucha de Both Directions at Once es tomarlo principalmente como lo que es: una sesión de grabación, no un disco. Esta apreciación no es cualitativa, sino puramente circunstancial, y tiene que ver con el proceso creativo del saxofonista y con su modus operandi a la hora de confeccionar sus discos. Salvo en sus álbumes compuestos por suites (A Love SupremeAscension y Meditations), grabados siempre de un tirón, o discos colaborativos como los que hizo junto a Duke Ellington y Johnny Hartman, Coltrane nunca publicó en vida un disco en el sello Impulse! que se hubiese grabado en una sola sesión. El saxofonista ensamblaba piezas venidas de diferentes tomas y fechas, mezclando a menudo registros en directo y en estudio, hasta dar con el álbum deseado.
Un ejemplo: el célebre tema Impressions solo fue grabado en estudio en dos ocasiones: la primera en 1962, durante las sesiones del álbum Coltrane, y la segunda en la sesión que nos ocupa. Cuando pocos meses después de esta última grabación apareció el álbum con ese título, Coltrane no seleccionó ninguna versión de estudio, sino una toma en directo grabada en el Village Vanguard dos años antes. Grabar y seleccionar, hasta encontrar la pieza definitiva.
No olvidemos que Coltrane no entraba al estudio con la urgencia de publicar un disco: solo en aquel 1963 Impulse! editó su disco junto a Duke Ellington en febrero, Ballads en marzo y tanto Impressions como John Coltrane & Johnny Hartman en julio, mientras el sello Prestige publicaba el mismo año DakarStardust y Kenny Burrell & John Coltrane, extraídos de sesiones grabadas a finales de los 50. Cuando Coltrane grababa era, antes que nada, para registrar ideas y probar cosas.
¿Se hubiesen editado alguna de estas tomas en vida de Coltrane, de no haberse traspapelado? Probablemente no. Alguna pieza de esta sesión perdida podría haber terminado en su álbum Impressions (no sabemos si no fue así por decisión del saxofonista o porque las cintas ya se habían extraviado), pero en general suenan a boceto y a proceso creativo, no a conclusiones. Así ocurre con la versión primeriza de Nature Boy —que Coltrane grabaría de forma definitiva en 1965—, con el fabuloso tema inédito Untitled Original 11386 o con el apoteósico Slow Blues, que tiene toda la pinta de ser un primer acercamiento a lo que un año después se convertiría en Bessie’s Blues, aparecido en el extraordinario álbum Crescent. Esto no quiere decir que el valor musical de estas grabaciones no sea de primer nivel, porque lo es, y a la altura de algunos de sus clásicos. Es Coltrane en estado puro, creando sin cortapisas, rastreando y construyendo en su búsqueda interminable de la perfección.

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