¿Buscando inspiración para adentrarte en el mundo del chocolate en sus múltiples variedades? El equipo de El Comidista y algunos invitados de solvencia contrastada te recomiendan sus tabletas favoritas.
Ay, qué sencillo era el mundo cuando la oferta de chocolate se limitaba a "con leche", "negro", "blanco" y con almendras o avellanas. Aquella infancia en la que tres onzas del tipo que fuera con el pan con mantequilla nos hacían felices, y la sofisticación era comerse un Crunch cuando ibas al cine y Toblerone en Andorra, cuando desconocíamos que el chocolate puede mezclarse con chile, sal, pimienta o wasabi (y también lo que era el wasabi, claro).
Actualmente los chocolateros nos movemos entre una cantidad ingente de orígenes, porcentajes de cacao, tipos de haba, añadidos y procesos que dejarían fuera de juego e indeciso al mismísimo Sloth de los Goonies. Si también estás perdido en Chocolatelandia y con ganas de abrirte a nuevas sensaciones, es posible que las siguientes recomendaciones del equipo de El Comidista y otras voces de solvencia contrastada te hagan la vida más dulce (aunque con el punto justo de amargor, un toque tostado y aroma a frutos secos). No son los chocolates más baratos del mundo, pero tampoco están pensados para zumbarte una tableta entera de "munchie": son para saborearlos poco a poco y olvidar durante un rato que el mundo es un sitio tirando a gris, España está ingobernable y Hacienda no somos todos.
Empezamos con el último gran descubrimiento en el vacaburrístico mundo de las tabletas de Mikel Iturriaga, AKA “el jefe de todo esto”: el Mahali de Cacao Sampaka. “Tiene algo que no he encontrado en casi ningún chocolate: acidez. Pero sólo un puntillo, lo suficiente para contrarrestar el dulzor y borrar cualquier posibilidad de empalago”, asegura nuestro líder espiritual. “El cacao es criollo pero procedente del Congo -una rareza-, y el tostado, ligero, lo que garantiza la conservación de los aromas”. No sale barato, pero Mikel asegura que “el tiempo que te dura el regustillo en la boca y el placer cuasi sexual que experimentas con él lo convierte en mejor inversión que un gin tonic”. Precio: 7,75 euros la tableta de 100 g.
Marc Escursell es el cerebro tras los bombones, los abanicos, las rocas y otras maravillas que puedes encontrar en las tiendas Xocoa, además del padre de las deliciosas galletas dulces y saladas Demasié. Marc se declara absolutamente devoto del chocolate de Claudio Corallo. “Es orgánico y proviene de su propia plantación, es de lo mejor que se está haciendo actualmente. Su textura, su sabor y su punto justo de amargura lo convierten en un chocolate perfecto, especialmente el que tiene un 75% de cacao”. Se presenta en una caja de finas láminas –napolitanas– cortadas manualmente y listas para disolverse en tu boca. Es tan caro como un buen jamón ibérico, y tiene pinta de ser igual de lujurioso. Precio: 16,50 euros la caja de 160 g.
Nuestra repostera más dicharachera, Biscayenne, empieza confesando ser “de pueblo y un poco antigua”, además de coleccionista de “envoltorios de chocolate provinciano, esos de tableta gorda y hermosa que subsisten aún en ultramarinos y otras tiendas de fiar”. Después del momento Diógenes, arranca con la mandanga: “mi chocolate preferido es el de Santocildes, una empresa con 100 años de historia de un pequeño pueblo de León, Castrocontrigo. Son de los pocos (si no únicos) en España que siguen tostando su propio chocolate con técnicas tradicionales y maquinaria antigua”. Tienen chocolate de todos los tipos, pero para Ana “el de 80% con almendras y el negro negrísmo de 90% son sublimes, igual que su chocolate a la taza”. Además de la tienda online sugerida, venden en tiendas físicas sobre todo de la provincia de León y también aceptan pedidos a través de su web. Pero acercarse a comprarlo a Castrocontrigo tiene premio: quien lo haga “podrá ver su pequeño museo del chocolate, una monería etnográfica” que Biscayenne recomienda enfervorecidamente. Precio: 4,10 euros la tableta de 200 g.
A la Defensora del cocinero, Marta Miranda, le gusta tanto el Amazonia de Lindt como para pasarse a Francia cada vez que hace un viaje a Donosti y traerse varias –muchas– tabletas que va triscando despacito hasta el siguiente viaje. “Por algún motivo, los señores de Lindt han decidido no comercializarlo en España, así que me hacen sentir un poco como los españoles que iban a Perpignan en los años 70 a ver pelis verdes”. Dicen que tiene notas aciduladas y de frutos secos, y a mí ya me ha hecho la boca agua. Precio: 3,95 euros la tableta de 100 g.
Tanto en el chocolate como en el pan me suelen tirar la pureza, la contención y el minimalismo monovarietal. Pero de vez en cuando encuentras maravillas que te arrancan de los brazos de la sobriedad e invitan al exceso, la purpurina y la lujuria. Por ejemplo, el chocolate con Garam Masala de Intermón Oxfam: tiene un 70% de cacao, un sutil toque de copos de coco y un punto especiado que se lleva perfectamente con un chocolate untuoso pero con carácter. Un rollito oriental y no demasiado dulce que te manda de viaje en cada onza, cuesta algo menos de 3 euros la tableta de 100 gramos y tiene la etiqueta de Comercio Justo que caracteriza todos los productos de Intermón. Precio: 2,89 la tableta de 100 g.
Este post no estaría completo sin la recomendación de Esther Sánchez, pastelera y creadora de Chocolatísimo.com, uno de los blogs que más babas han generado en la historia de Internet. "Soy una apasionada de los chocolates negros intensos y los porcentajes que tienen un punto ácido al terminar de degustarlos me pierden. Por eso el 70% Guanaja es de mis favoritos”, nos chiva desde Cambridge. Aunque ese sea su favorito, deja caer un par de ideas más. Si alguna vez necesitáis más intensidad de cacao, os recomienda “optar por el 85% Abinao. Muchas veces me hago el chocolate a la taza con este porcentaje ¡una buena dosis de cacao que me alegra el día!”. Los días en los que el cuerpo le pide algo más dulce, se deja llevar por el 35% Caramélia, que define como “toda una delicia para los más golosos y con un toque acaramelo celestial." Precio: 29,50 el kilo o 4,20 la tableta de 85 g.
Otra persona que no podía faltar de ninguna de las maneras en este comité de expertos en cacao y gocherío es Sandra Mangas, al frente del blog La receta de la felicidad y autora del libro Chocolate (Aguilar, 2015). Tomar esta decisión posiblemente ha sido más difícil para Sandra que decidir si quiere más a mami o a papi. Pero tras coquetear con el Vahlrona Dulcey –al que también se han aficionado sus hijos– y recomendar la cobertura Callebaut “por relación calidad precio (unos 12 euros el kilo, si lo compras por bolsa de 2 kilos y medio unos 24-25 euros) y porque no tiene trazas de frutos secos”, se queda con el tabletón de chocolate con leche y avellanas de Petra Mora. Fundente, sedoso y clásico. Precio: 6,80 los 400 gramos.
“Me encanta el chocolate, lo como casi todos los días; negro, sobre el 70 % (para mi gusto personal, más no es forzosamente mejor)”, arranca Ibán Yarza, el panarra de la casa. “Aparte de este gusto más común, tengo desde siempre una perversión chocolatil; me encanta comer a mordiscos el chocolate de desleír, el que se toma a la taza”, confiesa sin sonrojarse. Por si no estuviéramos ya bastante escandalizados, también nos cuenta que en verano le encanta tenerlo en la nevera “y arrearle a mordiscos, en plan troglodita, disfrutar de su textura terrosa, áspera y amarga (qué le vamos a hacer; a otros les da por morder esquinas, que dice mi madre)”. Su favorito es el Brescó, de Benabarre, con su puntito de clavo, canela y vainilla. “Por supuesto también hace un chocolate a la taza formidable, pero en onzas es de lo más rústico y telúrico... bueno, eso”, termina, mientras se va a arrearle un tarascón a su objeto de deseo. Precio: 3 euros la tableta de 350 g.
A Nerea Prieto de El mundo del chocolate le van las emociones fuertes, por eso se declara fans del “Duffy´s (Indio Rojo, 72% cacao criollo de Honduras)”, además de “por sus notas a pasas y café”. Una referencia del bean to bar –método en el que los artesanos participan en todo el proceso de creación del chocolate, desde el haba de cacao hasta la tableta– en el que todos los ingredientes han sido obtenidos de forma ética y son procedentes de la agricultura orgánica. Pero no busquéis los sellos en el etiquetado: el artesano ha preferido gastarse lo que cuestan las certificaciones en pagar mejor a sus proveedores. Nerea termina con un consejo de Yoda del chocolate (solo que con las palabras bien ordenadas): “no es el % de cacao lo que importa sino el sabor. Es fundamental que el proceso del tratamiento del haba hasta su conversión en chocolate se haya hecho bien”. Lo tendremos en cuenta. Precio: 8,99 euros la tableta de 80 g.
La cobertura de chocolate favorita de Jordi Butrón, chef y profesor en Espai Sucre –y catador a ciegas de turrones de El Comidista– tiene un 31% de cacao y se llama Lactée Caramel. "Es una cobertura de chocolate con leche de matíz intenso a caramelo", confirma el maestro pastelero. "Este sabor lo hace combinable con un gran número de otras familias gustativas, tales como: frutas, hierbas aromáticas, lácteos, alcoholes...". Por ser un chocolate de cobertura solo se vende en envases a partir de un kilo, pero algo me dice que seremos capaces de darle salida. Precio: 14,95 euros el kilo.
FERRERO ROCHER
Albert Adrià, el brazo dulce del Bulli, el alma de Tickets, Pakta, Hoja Santa, Niño Viejo, Bodega 1900 y medio barrio del Poble Sec reivindica este bombón como el chocolate democrático definitivo. "Me parece que reúne lo necesario para ser un icono del dulce moderno", asegura. "Si no existiera, habría que inventarlo, y de hecho me parece muy superior a muchos productos supuestamente artesanales". Puedes encontrar este chocolate con barquillo y corazón de avellana en tu supermercado más cercano y en diferentes formatos. Precio: caja de 16 unidades, alrededor de 3,75 euros.
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