El tenor concede una entrevista al regresar a España en la que habla sobre su carrera y su futuro tras las acusaciones de acoso sexual en su contra
Valencia
Plácido Domingo, de 79 años, acaba de salir ovacionado el lunes en Valencia de su primera aparición en España, tras el escándalo del pasado agosto. Entonces, 20 mujeres le acusaron a través de la agencia Associated Press (AP) de haberlas acosado. “Han sido meses muy difíciles, tienes que continuar tu vida como puedes, pero sabiendo que tanto las acusaciones de acoso como las de abuso de poder no se han dado en absoluto”, afirma en una entrevista con EL PAÍS.
Pregunta. Tras lo sucedido, ¿sale con miedo a escena?
Respuesta. No. En Salzburgo [su primera actuación tras conocerse las informaciones de AP] salí con rabia, estaba muy reciente el caso. Con ganas de decir “aquí estoy, esto es lo que he hecho toda mi vida”. Ha sido una ofensa. Las acusaciones que me hacen no tienen sentido. Lo que quiero es ya dejar de hablar de todo esto.
P. Pero tendrá que hablar.
R. Claro que sí.
P. Ante esas acusaciones, ¿ha puesto alguna querella?
R. Sabes que es inútil. Con un medio de comunicación tienes todas las de perder, y en cuanto a las acusadoras, no pienso tomar represalias contra nadie. Como ya he dicho, no he sido acusado de ningún delito y no pienso hacerle una causa a nadie.
P. Hombre, no. Sí se puede querellar usted.
R. Existe una investigación en la Ópera de Los Ángeles en la que se están tomando testimonios de muchísima gente con la que he trabajado a lo largo de décadas. Quiero respetar el curso de esta investigación interna de la que sigo a entera disposición. Insisto, no pienso resolver esto en los tribunales. No es un caso legal ni en ello lo convertiré.
P. ¿Ya han hablado con usted?
R. Sí, ya he dado mi versión.
P. ¿Cómo puede ser que 20 mujeres de diferentes lugares y en distintas situaciones coincidan?
R. Es muy fácil hoy en día tomarla con alguien con quien no simpatices y que se difundan falsedades. “Si tiene usted algo contra esta persona, comuníquenoslo”. Y se urde una trama.
P. ¿Se ha puesto en contacto con las personas que le acusan?
R. No, en absoluto. Estoy por la defensa de la mujer por completo. Nunca he atacado a una mujer, nunca me he sobrepasado, no va con mi educación ni con mi manera de ser. Tampoco he abusado de mi poder en ningún teatro. Hemos tomado las decisiones de contratación en equipo. He podido sugerir nombres para repartos principales, pero para papeles secundarios, de donde vienen algunas acusaciones, ni me acuerdo cuáles podían haber sido. Es que ni siquiera las decidía yo. Tanto en Washington como en Los Ángeles, teatros donde he cumplido mi trabajo con una fuerza y una determinación tremendas, nunca, nunca, nunca en mi vida.
P. La coordinadora de la ópera de Los Ángeles dice que evitaba poner a ensayar en un cuarto junto a usted a mujeres jóvenes. ¿Qué tiene que decir? ¿Sabía de esto?
R. ¡Esta es la infamia más grande de todas!
P. Pero, ¿lo sabía o no?
R. No, no, en mi vida, ni en los años que he estado moviéndome por ahí, nunca he sabido ni visto tal disparate. Y mira que he pasado horas y horas en los teatros y en las salas de ensayos con un sinnúmero de colegas.
P. Usted era un hombre poderoso en ese ámbito.
R. Por favor, dejaos de conjeturas, ¿qué es esto? Si hubiera habido alguna queja, habrían protestado. No tiene sentido. Hay suficientes pruebas de lo contrario. Siempre he apoyado la carrera de muchos cantantes, tanto mujeres como hombres. Eso no es poder, eso es pasión por el arte, por la música, por la ópera y por su futuro.
P. Cuando habla usted de que las reglas y los estándares no resultaban iguales antes que ahora, ¿a qué se refiere?
R. A eso me refiero, al acoso. Debe ser castigado en cada momento y en todas las épocas. A lo que yo me refería, como español, es que el uso del piropo, por ejemplo, qué buen traje traes, qué bien te ves, eso era algo que podías decir hace 30 años, incluso hace dos. Es que no se le puede decir nada a una mujer. Aquí no es así, pero en otras partes y, concretamente, en estos grupos de donde salen las acusaciones, es así. La mujer es lo más extraordinario que ha creado Dios. Todos venimos de una, somos hijos de una madre. Eso es lo mejor que se puede decir de una mujer.
P. El primer comunicado daba la impresión de estar redactado demasiado rápidamente, parecía una mala traducción con problemas gramaticales.
R. Se malentendió sobre todo en España. En inglés se captaba mejor.
P. ¿Cómo sentó esto en su familia? ¿Qué le dijo su esposa?
R. Hemos estado muy unidos y con una gran fuerza. Lógicamente, nos ha dolido, pero bueno, todo pasará. Y si me ayudas ahora a hablar de mi carrera, también.
P. La rabia que dice le ayudó a salir en Salzburgo también se le notaba el lunes en Valencia...
R. Mira, yo como artista salgo con las mismas ganas de dar lo mejor. Eres humano. No puedes estar siempre a tope. También el público y la crítica cambian, según el lugar o la magia.
P. ¿Volverá a cantar en Estados Unidos?
R. Si se da la oportunidad, claro que sí. Hay algunas ofertas. No todo son Los Ángeles o el Metropolitan. No había escogido otros teatros para poder cantar más en Europa o en Asia o Sudamérica. Tengo contratos hasta la temporada 2021-2022, cumplo 80 años dentro de 13 meses. Estaremos en Madrid, si Dios quiere. Y canto en Viena justo antes. Solo pienso llegar ahí, lo demás, no lo sé. No tiene nada que ver el cantar un concierto a meterte en la producción de una ópera. Es mucho más exigente. No sé si después de cumplir 80 continuaré en producciones. No lo sé. Si me encuentro bien, entonces, ¿por qué dejarlo antes?
P. Usted ha dicho en alguna ocasión que si siente que va a hacer el ridículo, lo deja. Pero eso puede llegar también con situaciones extra operísticas, como ahora.
R. Estoy fuerte, muy fuerte. Más que nunca. Sobre todo porque ves cómo todo en pocas horas puede cambiar y eso exige un entusiasmo, un amor muy profundo por lo que haces. Cualquiera te puede hablar de mi manera de estar en el teatro, algo muy hondo, que siento desde pequeñito, cuando salía con mis padres de extra o me ponía a rellenar con el piano si faltaba algún músico. Mi vida ha sido siempre la música. El entusiasmo ahora es más grande que nunca. Incluso quiero estrenar papeles, como haré en Salzburgo con Las vísperas sicilianas, por ejemplo, o Belisario, de Donizetti, en Bérgamo. El público sigue reaccionando de una manera extraordinaria y mientras eso siga, yo seguiré tranquilo y seguro.
P. O ahora en La Scala de Milán, donde le espera un homenaje por los 50 años de su debut. ¿Por qué lo reivindican más en Europa que en otros sitios?
R. Yo quiero seguir siendo el artista que soy, no quiero reivindicar nada, quiero seguir cantando, con lo mío. No soy rencoroso, ni nada. Todo sigue adelante. Ahí vamos, con entusiasmo y entereza. Deseo llegar a La Scala y sentir la energía de un teatro en el que han estrenado Verdi, Rossini, Puccini, los veristas. Sientes que te ven, te escuchan y se alegran de que tantos años después alguien siga defendiendo su música.
P. ¿Desea que este año acabe pronto?
R. Hombre, la vida pasa tan rápido que quiero que los años sean lentos. Ahora me doy cuenta de a la velocidad que pasa la vida. Cuando estás en el umbral de los 80, todo va muy rápido. Solo deseo que los días buenos sean quizás más largos y los malos, más cortos.
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