"El Futbolista" dijo que supervisaba una ruta de trenes que llegó a llevar de 30 a 50 TON de cocaína desde México a Nueva York, Chicago y Los Ángeles a finales de la década de 1990 y principios de los 2000.
Un juez neoyorquino sentenció este jueves 20-F a siete años de cárcel a Tirso Martínez, un mexicano que supervisó el tráfico de droga por tren desde México a Estados Unidos para Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Martínez, quien trabajó para los carteles de Juárez y de Sinaloa desde 1995 hasta 2003, fue un testigo importante del gobierno estadounidense en el juicio a Guzmán en 2018.
El mexicano pasará tan solo tres años más en prisión, ya que el juez Brian Cogan dijo en la audiencia ocurrida en la corte federal de Brooklyn que cuenta como cumplidos en su sentencia los cuatro que Martínez ya lleva encarcelado.
Martínez, de 52 años y apodado “El Futbolista” porque compró equipos de fútbol con el dinero que ganaba con el narcotráfico, testificó con muchos detalles en el juicio a Guzmán, narrando la historia de su vida y el día a día del trabajo de los carteles de la droga.
El mexicano dijo que supervisaba una ruta de trenes que llegó a llevar de 30 a 50 toneladas de cocaína desde México a ciudades como Nueva York, Chicago y Los Ángeles a finales de la década de 1990 y principios de los 2000.
Martínez, quien se describió como un exalcohólico y excocainómano que no sabe leer bien porque abandonó la escuela a los 13 años, habló de su trabajo para Vicente Carrillo, alias “Viceroy”, exlíder del cartel de Juárez. Durante mucho tiempo Martínez quiso trabajar para Guzmán, pero cuando éste le pidió que lo ayudara a transportar un cargamento de droga a fines de 2001 Martínez se puso nervioso.
“Me asusté. Yo estaba entre la espada y la pared porque yo coordinaba todo con Vicente Carrillo”, dijo Martínez. En esos momentos, los Carrillo Fuentes trabajaban con el cartel de Sinaloa de Guzmán pero las tensiones entre ambos empezaban a emanar. El testigo dijo que hizo ese y otros transportes de droga para Guzmán.
A pesar de haber nacido y crecido pobre en Guadalajara, Martínez subió de rango en el mundo del narcotráfico y, a un nivel medio, llegó a ganar millones de dólares de los que, dijo, perdió entre dos y tres millones en peleas de gallos.
Explicó que uno de los momentos más tensos de su vida fue cuando, en 2001, otro jefe del cartel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, le puso una pistola en la cabeza tras acusarlo de haber cambiado cocaína buena por mala en un cargamento de más de 300 kilos.
“Me dijo ‘no lo mato porque mi ahijado (Vicente Carrillo) me dijo que no le hiciera nada’”, dijo Martínez, citando a “El Mayo”.
“Patas cortas” era el apodo que Martínez y Carrillo usaban para referirse a “El Chapo”, testificó Martínez, quien llegó a hacerse una cirugía plástica en el rostro para evitar ser reconocido por las autoridades.
Martínez fue arrestado en 2014 y testificó que fue extraditado a Estados Unidos en 2015. Se declaró culpable de narcotráfico.
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