“Cuando fuimos bautizados, también fuimos enterrados con Cristo y así compartimos su muerte para que así como Cristo resucitó por el gran poder del Padre, nosotros también andemos de acuerdo a la nueva vida”. Romanos 6:4 (PDT)
Ayer, hablamos sobre desarrollar los ojos de fe. Cuando has nacido de nuevo, espiritualmente, Dios abre tus ojos espirituales, permitiendo que veas su trabajo alrededor tuyo y veas las muchas oportunidades que pone frente a ti.
Dios también abre tus oídos espirituales, para que seas capaz de escuchar lo que las personas en realidad están diciendo, en lugar de solo lo que crees que están diciendo. Cuando Jesús llegó a tu vida, Dios abrió todos los sentidos espirituales que te ayudan a ver desde su punto de vista.
Permíteme darte un ejemplo simple de cómo funciona esto. Tal vez hayas leído la Biblia, y hayas llegado a un versículo específico, que simplemente resaltaste y pensaste: “¡Vaya, nunca vi eso antes!” Aun cuando has leído ese versículo 15 veces, no habías visto esa verdad.
¿Qué sucedió? Simplemente Dios abrió tus ojos espirituales.
Ahora, como mencioné ayer, hay algunos pasos básicos que debes realizar para poder desarrollar los ojos de la fe y poder vivir una vida por fe. Necesitas vivir por fe o nunca serás capaz de completar el propósito que Dios ha planeado para ti.
Tu primer acto de fe es invitar a Jesús a tu vida —todas las “habitaciones” de tu vida. El segundo acto de fe que debes hacer es reconocer públicamente a Jesús. La mayoría de nosotros no entendemos la importancia del bautismo para el desarrollo de nuestra fe, pero es un paso vital que Dios usa para liberar su poder en nuestras vidas.
Jesús quiere que lo reconozcas públicamente, y Él nos enseña que eso es algo muy importante. Jesús lo dice en Marcos 8:38 que, si te avergüenzas de reconocerlo públicamente, Él se avergonzará de ti cuando regrese en gloria.
Eso es bastante fuerte. Pero es porque Jesús sabe realmente lo importante que es. La Biblia dice, “Cuando fuimos bautizados, también fuimos enterrados con Cristo y así compartimos su muerte para que, así como Cristo resucitó por el gran poder del Padre, nosotros también andemos de acuerdo a la nueva vida” Romanos 6:4 (PDT). Así el poder vivir una nueva vida —siguiendo a Jesús para cumplir el propósito que te dio Dios. Eso se facilita por la obediencia que demostramos al ser bautizados.
Ahora entiende, el bautismo no te hace un miembro de la familia de Dios; sólo la fe en Cristo lo hace. Pero el bautismo muestra que eres parte de la familia de Dios. Es como el anillo de bodas, un recordatorio visible de un compromiso interno hecho en tu corazón.
No es algo que pospones hasta que estés espiritualmente maduro. La única condición bíblica es que creas. En el Nuevo Testamento, las personas eran bautizadas inmediatamente —tan pronto como creían. No se posponían los bautizos en el nuevo testamento.
Si no has sido bautizado como una expresión de tu fe en Cristo, se obediente a Jesús y se bautizado tan pronto como sea posible.
Reflexiona sobre esto:
- Explica por qué llevar un anillo de boda es una buena analogía de lo que representa el bautismo.
- ¿Por qué es importante entender que no nos salvamos por estar bautizados? ¿Qué se requiere para que te conviertas en parte de la familia de Dios?
- Si no te has bautizado como expresión de tu fe en Cristo, ¿qué paso puedes dar hoy para ser obediente a Jesús y ser bautizado lo antes posible?
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