“Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan. Si alguien te pega en una mejilla, vuélvele también la otra. Si alguien te quita la camisa, no le impidas que se lleve también la capa”. Lucas 6:27-29 (NVI)
Cuando eres perseguido, acosado o enfrentas oposición, necesitas responder con una bendición.
Jesús dice en Lucas 6:27-29, “Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan. Si alguien te pega en una mejilla, vuélvele también la otra. Si alguien te quita la camisa, no le impidas que se lleve también la capa” (NVI).
¿Quién hace eso? No muchos, realmente. Eso es lo que distingue a los cristianos, porque no es una respuesta natural, popular o fácil.
¡Toma mucho valor hacerlo! Cualquier tonto puede responder el golpe, cualquiera puede devolver con ofensa. Cualquiera puede reaccionar. Cualquiera puede responder con maldad.
Dios quiere que ames a tus enemigos, que hagas el bien a los que te odian, a los que te maldicen, que ores por los que te lastiman, y pongas la otra mejilla. ¿Es fácil? No. Solo puedes hacerlo al estar lleno del amor de Dios. Pero es la forma más ponderosa de testimonio.
En la película ‘El mayordomo’, vemos cómo los que luchan contra el racismo y la segregación en el Sur, durante el Movimiento por los Derechos Civiles, entrenan a las personas a cómo no responder cuando son golpeados, escupidos, maldecidos y les tiran comida. Es una poderosa escena sobre tomar una postura de no violencia.
Mientras miraba esa escena, me caían las lágrimas. Pensé, “quiero ser ese tipo de persona por Jesús. Quiero ser así de valiente. Quiero tener ese corazón valiente que no va a caer en lo que es malo, no importa lo que me hagan. Y quiero responder con amor”.
Cuando te niegas a tomar represalia y en lugar de eso respondes con amor en el trabajo o con alguien al que no le caes bien, Dios estará complacido. Y tú vas a ser bendecido.
“Dios los bendice a ustedes cuando la gente les hace burla y los persigue y miente acerca de ustedes y dice toda clase de cosas malas en su contra porque son mis seguidores. ¡Alégrense! ¡Estén contentos, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que a los antiguos profetas los persiguieron de la misma manera” Mateo 5: 11-12 (NTV).
Jesús pagó un precio por ti. Dice que hay un precio que pagar por seguirlo a Él. La popularidad en esta tierra no es una de las garantías de ser cristiano, pero tu recompensa en el cielo está garantizada.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Cuánto te ha costado tu fe? ¿Alguna vez resentiste ese costo?
- ¿Cómo manejas los insultos o el rechazo por tu fe? ¿Cuál es el límite de lo que estás dispuesto a sufrir por Cristo Jesús?
- ¿Cómo ha sido modelada tu fe al escoger responder con amor y no con represalia — o viendo a otros cristianos responder de esta manera?
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