jueves, 12 de marzo de 2020

Invertir en arte: ¿es rentable?

Invertir en arte: ¿es rentable?

Cada vez más ahorradores particulares deciden invertir en el mercado de las obras de arte atraídos por las atractivas rentabilidades que pueden llegar a producir estas piezas. Eso sí, antes de dar el paso, conviene conocer ciertos criterios para no equivocarse y hacerlo con la mayor seguridad posible.

Al calor de ARCOMadrid, la mayor feria de arte contemporáneo de nuestro país, han surgido otras, como la Hybrid Art Fair o JustMad, de menor calado, pero cuyo creciente protagonismo ha servido para demostrar que en España el arte interesa. Y mucho.
Y no sólo como mero objeto decorativo, sino también como vehículo para invertir ese dinero ahorrado que, una vez satisfecho el colchón de emergencias, tenemos ‘parado’ en el banco -pincha aquí para saber el coste de tener tus ahorros parados- y que corremos el riesgo de que pierda valor en un futuro por culpa de la inflación.
Aunque en este sentido, la variedad de productos es muy amplia y se adapta a todo tipo de perfiles financieros -renta variable, renta fija, fondos de inversión, depósitos, planes de pensiones, bolsa, EFT o fondo cotizado, etc.- , cada vez son más los ahorradores particulares quienes deciden diversificar su cartera y entrar en este mercado, desconocido aún para muchos, pero donde es posible obtener interesantes rentabilidades al tiempo que se disfruta de la experiencia de coleccionar.
“Nunca antes las artes visuales habían sido objeto de tan importante inflación e incluso fetichización”, decía ya en la década de los años 80 el crítico e intelectual australiano Robert Hughes. Y no se equivocaba porque sólo en 2018, el mundo del arte generó un volumen de negocio de 61.749 millones de euros -67.000 millones de dólares-, su segundo nivel más alto en los últimos 10 años.
¿Para todos los bolsillos y perfiles de inversor?
Con estas cifras y la percepción generalizada de que nos encontramos ante un mercado elitista y opaco, sólo accesible a unos pocos, no es difícil que uno se pregunte si realmente nos encontramos con una inversión al alcance de todos los bolsillos y recomendada para todos los perfiles de inversor. En este sentido, la respuesta de los expertos no puede ser más unánime.
“El arte no es sólo para personas con alto nivel adquisitivo. Definitivamente, no. Se puede invertir en arte a todos los niveles. Puedes comprar desde obra seriada por menos de 2.000 euros a las grandes inversiones millonarias en obras de máxima importancia”, explica Aurora Zubillaga, consejera delegada de Sotheby´s en España, quien no duda en afirmar que la diferencia entre el arte y otros productos financieros está en que el primero es un mercado “mucho más vivo, divertido y apasionante”.
Para Carlos Suárez, fundador y CEO de Saishoart.com, “la democratización del arte ya es una realidad, algo a lo que ha contribuido, sin duda, la digitalización de las galerías o plataformas como Instagram, que han acercado el mundo del arte al coleccionista medio. Nosotros mismos tenemos piezas de artistas emergentes a partir de los 50 y los 100 euros”.
Eso sí, advierte que no tiene mucho sentido invertir “100 euros para ganar 50 en unos años. Es más un capricho”, aunque explica que “si estamos hablando de cifras a partir de 1.000 euros con el objetivo de tres o cuatro años, puede ser interesante. Disfrutas de la obra un tiempo y, de paso, puedes obtener algo de rentabilidad porque por ese precio hay artistas interesantes que pueden darte una sorpresa el día de mañana”.
Ventajas e inconvenientes
Pero para entender mejor el interés por este mercado en auge hay que conocer algunas de las ventajas que ofrece esta inversión frente a otras alternativas financieras.
En primer lugar, el arte, al igual que el oro y los mercados de materias primas, es un activo refugio, de poco riesgo, que protege al inversor en épocas de inflación altas. En opinión de Andrea Redondo, fundadora de ‘El club de inversión’, “las obras de arte son activos físicos que pueden revalorizarse significativamente si no se malogran”.
Además, hay que sumar que el inversor se puede beneficiar “de una fiscalidad especial en ciertos casos, así como la falta de correlación con el tipo de cambio entre divisas” y de su alta liquidez, subraya Redondo.
Para terminar, no hay que olvidar tampoco la satisfacción que genera poder disfrutar de una creación artística. Para la CEO de Sotheby’s, Aurora Zubillaga, hay algo más allá del posible incremento económico que es “el deseo de adquirir esa obra y de que forme parte de tu vida”.
Entre tantas virtudes hay que tener en cuenta que también existe una gran desventaja, sobre todo si estás pensando en realizar esta inversión para, en el momento que te jubiles, complementar la pensión pública (averigua cuánto dinero tendrás para complementar la pensión pública) si empiezas a ahorrar hoy.
A diferencia de lo que sucede con otros activos, como las acciones que distribuyen dividendos, por ejemplo, Redondo advierte que las obras de arte “no permiten generar ingresos pasivos de manera recurrente”. Todo esto hace que recomiende apostar por este activo sólo “a aquellas personas que busquen hacer crecer su patrimonio a largo plazo y poder transmitirlo a generaciones futuras”.
Cuatro fórmulas para invertir en arte
Seguro que coincides en que la más conocida es la de la adquisición material, pero lo cierto es que existen otras fórmulas para invertir en arte y que, según la propia Andrea Redondo, aunque no sean tan populares, es conveniente tenerlas en cuenta.

  • Compra de obras de arte físicas.
    Se resume en comprar una obra y revenderla cuando ésta se haya revalorizado. En opinión de la creadora de ‘El club de inversión’, aunque puede ser muy remuneradora “requiere tener unos conocimientos muy avanzados”.
  • Acciones de empresas del mundo del arte.
    Es accesible a cualquier ahorrador “por pequeño que sea su capital de partida ya que puede invertir desde tan sólo una acción”. Su mayor baza es que es una inversión muy líquida “ya que se pueden vender en cualquier momento sin penalización”. Además, si la empresa distribuye dividendos, podremos no sólo obtener una plusvalía si el precio de las acciones se revaloriza, “sino que también obtendremos ingresos pasivos de manera regular”. Es la opción que la especialista recomienda a inversores particulares sin grandes conocimientos del mundo del arte.
  • Fondos de inversión de arte.
    También conocidos como Art Funds, en esta fórmula se delega la selección de las obras a los gestores de un fondo. De ahí que no sean necesarios conocimientos muy vastos “para lograr una rentabilidad interesante”. Su principal hándicap es que tiene un importe mínimo de suscripción y éste es “muy elevado, de varios cientos de miles de euros”, advierte esta especialista.
  • Crowdfunding o crowdequity.
    Es el vehículo más novedoso y se puede definir también como “financiación colectiva de proyectos”. Los inversores financian conjuntamente algún proyecto “como podría ser la apertura de una galería y después se reparten los beneficios obtenidos si los hubiera ya que suele ser una inversión con una tasa de éxito poco elevada”, puntualiza Redondo.
Consejos para una inversión segura y rentable
Ahora que ya conoces las diferentes fórmulas posibles es importante que antes de lanzarte a invertir tengas en cuenta algunas claves para no equivocarte y, aunque siempre insistimos en que toda inversión entraña cierto riesgo, que ésta se realice con la máxima seguridad posible.
Por un lado, “es fundamental asesorarse con profesionales que saben de la materia y estudiar el mercado cuidadosamente”, apuntan desde Sotheby’s. Para ello, aconsejan “visitar muchas galerías, museos y ferias de arte”.
Pero si lo que te mueve realmente es su factor de invertibilidad, deberemos asegurarnos de que la obra no perderá valor. Por eso, la consejera de la casa de subastas vuelve a insistir: “Lo más importante es acudir a expertos que estudien tanto la inversión como el mercado. Esto, sin duda, incrementará la seguridad de la inversión”.
Andrea Redondo, sin embargo, va más allá y, a pesar de estar de acuerdo en que es una inversión cada vez más accesible a los pequeños inversores, en su opinión deberían hacerlo sólo aquellas personas que “ya hayan invertido previamente en otro tipo de activos más tradicionales, como el sector inmobiliario o la bolsa”.
Si tu pregunta ahora es si hay alguna disciplina o estilo que se recomiende especialmente comprar, en Saisho subrayan que cuando hablamos de obra física, es más interesante la pintura y la escultura, sobre todo porque éstas suelen ser obra original única.
Este detalle, que puede parecer baladí, no lo es. ¿Por qué? Porque esta singularidad aumenta la percepción de valor para el coleccionista, que es quien te puede acabar comprando la obra si te decides por esta fórmula, “por tanto podrás obtener mayor rentabilidad”.
Al margen de estilos y épocas, lo que sí considera fundamental este experto es elegir muy bien al artista, “que sea potente, que sepas que va a hacer trabajos potentes el día de mañana y que la obra no va a perder valor”.
En su opinión, “el currículo es más importante de lo que parece. En él aparecen los hitos, que son el tipo de track, de instituciones y museos por los que ha pasado. Eso es lo que valora el especialista, pero es posible que un aficionado no sepa leerlo, por eso es importante que lo valore alguien que sepa para que en un futuro nuestra obra no pierda valor”, defiende. Para terminar, recomienda el arte para “diversificar”.
En definitiva, aunque el arte es un nicho que va ganando enteros en la cartera del ahorrador es importante que antes de decidirse por este mercado tan particular, cada inversor haga examen de conciencia, sepa que no siempre se gana y determine “qué inversión se adecúa a sus conocimientos de arte, cuál es su capital disponible, sus expectativas de retorno y, sobre todo, su horizonte de inversión”, concluye Redondo.

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