Con 114 derrotas a cuestas el año anterior, sin movimientos importantes en la temporada baja, ni ofrecimientos por sus piezas de valor, los Tigres de Detroit entran al 2020 sin mucha garra, por no decir desdibujados totalmente de la División Central de la Liga Americana en la que hace no mucho reinaron a placer.
Estos tiempos están lejos de regresar, si hay esperanza para los Tigres, está en los niveles superiores de sus ligas menores, aparentemente a punto de producir una ola de talentos de Grandes Ligas, aunque poco probable que sea próximamente.
La dependencia en Miguel Cabrera continúa. Con un decepcionante 2019 entre lesiones y movimientos defensivos para el “Tigre mayor”, este año intentará conseguir los 500 jonrones y 3.000 hits con su “nueva imagen”. Cabrera, según Jason Beck de MLB.com, ha vuelto a su peso del 2015 , un año en el que lideró el beisbol en promedio de bateo (.338) y porcentaje en base (.440) en 119 juegos mientras bateó 18 jonrones, lo cual genera altas expectativas, aunque no es capaz de ignorar la realidad en lo que respecta a tiempo de juego productivo.
En un intento por contrarrestar las carencias, los bengalíes firmaron en la temporada baja a 1B CJ Cron, 2B Jonathan Schoop y C Austin Romine, dejando su alineación inicial con la misma minusvalía en velocidad que en el pasado.
Detroit tampoco agregó un lanzador durante el invierno. Continúan esperando que sus brazos jóvenes emerjan de los menores, y mientras tanto la responsabilidad seguirá en los brazos de los ya descifrados Matthew Boyd, Iván Nova y Jordan Zimmermann.
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