Empezar una conversación con un completo desconocido puede generar bastante ansiedad.
Lo recuerdo bien. Hace más años de los que me gustaría admitir la empresa para la que yo trabajaba solía enviarme a reuniones de networking por todo el mundo. Las vivía como algo muy incómodo. Una sala enorme con mesas altas con comida mientras grupos de tres o cuatro personas que ya se conocían charlaban en corrillo.
Tener 22 años y estar rodeado de hombres desconocidos vestidos con corbata y expresión seria puede ser intimidante. A veces hablaba con alguien que debía sentirse más solo que yo y se acercaba para presentarse, pero a menudo terminaba pasando el tiempo en un rincón mientras comprobaba los mensajes del móvil. No era el único que hacía esto.
Por fortuna he aprendido mucho. Pese a que me sigue acompañando cierto nerviosismo, ahora soy capaz de disfrutar retándome a hablar con 10 personas distintas o con grupos muy numerosos.
En próximos artículos te explicaré como mantener conversaciones interesantes sin que decaigan, pero en este post quiero compartir contigo las técnicas y actitudes más eficaces de la psicología social para que empieces a dejar atrás los miedos y seas capaz de empezar una conversación de la mejor manera posible.
Aunque a mí me costó varios años aprenderlas, tan sólo poniendo algunas en práctica serás capaz de ver resultados inmediatos.
Somos sociales, aunque te empeñes en lo contrario
¿Recuerdas cuando eras un niño? Todo era un juego y si algo te ponía nervioso solías interpretarlo como emoción, no como miedo. Probablemente no te costaba nada acercarte a la casa del nuevo vecino a preguntar si podías entrar a conocer a su hijo. Algunas de las mejores amistades de mi vida las hice así.
¿Qué ha cambiado para que ahora nos aislemos y suframos de ansiedad en las reuniones sociales? Pues que el paso de los años nos ha mostrado la cara amarga de la sociedad. Al haber sido rechazados en varias ocasiones, hemos aprendido a no exponernos tan alegremente.
- Eso ha provocado,según un estudio de la universidad de Chicago, que asumamos incorrectamente que los extraños no quieren hablar con nosotros. ¿Recuerdas el “No hables con desconocidos” que te repetía tu madre?
- Pero la realidad es distinta. En ese mismo estudio se retó a un grupo de voluntarios a iniciar conversaciones en el metro con personas desconocidas. Predijeron que esas conversaciones les iban a producir ansiedad y malestar, pero el resultado fue que se sintieron mucho mejor hablando con un desconocido que permaneciendo en silencio durante el trayecto.
Además, todos los participantes que intentaron hablar con alguien lo consiguieron. No hubo ni un solo rechazo.
La moraleja es que suponemos, incorrectamente, que la gente no quiere hablar con nosotros. Y como el desconocido que tenemos sentado al lado también lo cree, el resultado es que ninguno da el primer paso.
10 estrategias eficaces para iniciar una conversación
La gente acostumbra a esperar que les revele la frase mágica que les va a permitir iniciar un diálogo con cualquiera y en cualquier situación.
El problema es que se le da demasiada importancia a la frase en sí cuando en realidad no tiene ninguna. Desde luego, es mucho más importante la actitud con la que la digas. Y ni siquiera eso: el mero hecho de acercarte y abrir la boca ya es más de lo que muchos otros hacen.
Para las personas más tímidas, algunas de las siguientes estrategias que se han demostrado igualmente muy eficacies para empezar conversaciones.
1. Deshazte de la vergüenza con la técnica de la Máscara
Pese a que de pequeño era un niño más bien tranquilo, todo cambiaba cuando llegaba una época del año en concreto: Carnaval. Ese día, enfundado en un disfraz de vaquero o samurái, me dedicaba a correr, saltar y hacer travesuras con mis amigos, comportándome de forma totalmente salvaje, opuesta a mi carácter.
Durante mi adolescencia comprobé que esa transformación se seguía repitiendo en las obras de teatro del instituto. Cuando estaba encima de un escenario interpretando mi papel me atrevía con cualquier situación. Hoy en día todavía me siento así cada vez que tengo que dar vida a un personaje. Y tú puedes hacer lo mismo.
La Técnica de la Máscara consiste en crearse un alter ego, un personaje que te permita salir de tu realidad cuotidiana para que puedas hacer y decir cosas que habitualmente no harías. De esta forma, si alguien te rechaza, puedes estar seguro de que no te está rechazando a ti, sino a tu personaje .
Esta técnica la utilizan actores y humoristas como Daniel Tosh para vencer su timidez encima del escenario. Incluso Beyoncé se ha creado un alter ego llamado Sasha para cuando le toca actuar. En ambos casos se han inventado unos personajes extrovertidos y provocadores, y cuando les corresponde actúan como tales.
Lógicamente, a largo plazo es mucho mejor superar la timidez enfrentándote a su origen, pero la técnica de la Máscara es una herramienta muy útil para empezar a comportarte de forma más abierta y sociable.
2. Nunca olvides tu objetivo real
Éste es el principal motivo por el que mucha gente fracasa incluso antes de intentarlo.
Cuando quieras empezar un diálogo con alguien debes tener claro que tu objetivo no es impresionar, ni intentar caer bien, ni parecer una persona interesante. La gente no te conoce y cualquiera de estos tres intentos puede ser fácilmente interpretado en tu contra.
- Tu objetivo sólo debe ser mostrarte como alguien sociable y tranquilo que quiere mantener una conversación para ver si existen puntos en común.
- Después puedes ponerte objetivos secundarios más concretos, como intercambiaros tarjetas de visita o daros el teléfono para quedar en otra ocasión, pero por ahora no deberías pensar en ninguno más.
En el momento en que tengas claro que tu meta es encontrar intereses en común para convertirlos en conversaciones, dejarás de distraerte con otros asuntos que en realidad te apartan de tu camino.
3. Sonríe y el mundo te sonreirá
Antes de articular la primera palabra este simple gesto puede marcar la diferencia entre una buena o mala primera impresión.
A estas alturas todos somos conscientes del poder de sonreír, pero hay incluso estudios que confirman que el simple hecho de asentir y esbozar una sonrisa cuando te cruzas con un desconocido por la calle puede crear conexión. Por no mencionar toda la colección de investigaciones que demuestran que sonreír incrementa tu atractivo.
Esto no quiere decir que fuerces permanentemente una mueca de alegría en tu cara. No sería honesto y quedaría muy poco natural. Más que el hecho de sonreír se trata de tu actitud. Cuando te acerques a entablar una conversación por primera vez con alguien debes hacerlo desde una actitud positiva y amistosa.
Demuestra que vienes a aportar energía, no a succionarla. Nadie quiere aguantar un cenizo durante media hora, así que de entrada debes predisponer a la gente para que no te vea como esa clase de personas. Sonríe, y los demás te devolverán la sonrisa.
Más abajo encontrarás ejemplos de frases que, sin la correcta entonación y lenguaje no verbal, pueden resultar muy extrañas. Por eso el punto más importante de este lista es, sin lugar a dudas, éste.
4. Prepárate el terreno con esta sencilla frase
“¿Qué tal va el día?” “Hola, ¿cómo estás?” “Buenas, ¿qué tal todo?”
Podría poner muchas más variantes, pero el objetivo es que tu interlocutor te responda que está bien. Este tipo de preguntas son especialmente interesantes porque se ha demostrado en un estudio que al responder “bien” tu interlocutor estará más predispuesto a tener una conducta sociable.
Cuando alguien te responde que está bien o muy bien, difícilmente se comportará de forma negativa inmediatamente después. Así pues, una buena idea es que tu primera frase sea un simple “Hola, ¿qué tal?”.
- Si la otra persona está haciendo algo o tan sólo por educación, lo mejor también será empezar pidiendo permiso con un “Disculpa” o “Perdona”. Especialmente cuando quieres entrar en la conversación de un grupo, ya que demuestra educación y que eres consciente de la situación social de los demás.
- Preguntar si puedes interrumpirle un segundo es otra excelente idea, porque este estudio demostró que mejora la predisposición de tu interlocutor a hablar contigo al intentar ser coherente con su respuesta.
5. Pregunta algo relacionado con la situación o lugar
La forma más natural de empezar una conversación probablemente es hacer un comentario o pregunta sobre la situación que tú y la otra persona compartís. No por su sencillez es menos efectiva y, al fin y al cabo, es el único vínculo que tenéis antes de conoceros.
Esta manera de iniciar conversaciones también previene que la gente tímida sufra el rechazo si ocurre, ya que siempre pueden justificar que sólo querían preguntar algo.
Según el Dr. Carducci, director del Shyness Research Institute, la pregunta inicial no tiene que ser especialmente ingeniosa: la mejor frase es sencilla y tan sólo debe hacer referencia al entorno o situación que se comparte. Idealmente, una pregunta abierta para que no te puedan responder tan sólo con un sí o un no. A continuación, algunos ejemplos:
- En un bar: “Disculpa, ¿sabes a qué hora cierra este sitio?”
- En un curso de formación: “¿En qué aula es la siguiente conferencia?”
- En la estación: “¿Sabes cuándo sale el último tren?”
Aunque creas que alguna pregunta pueda ser demasiado obvia, no te preocupes. Estas frases se pueden interpretar como que realmente necesitas la información o que tan sólo quieres empezar una conversación, de ahí que en realidad no importe mucho lo que digas.
6. Demuestra curiosidad por lo que está haciendo
Esta estrategia no es la más adecuada si el otro no está haciendo nada especial, como esperar en una estación de autobús, pero puede ser útil en gimnasios, clubs sociales o bares.
También te expones muy poco ya que tan sólo te muestras como una persona curiosa. Se trata de una forma muy segura de empezar una conversación siempre que tu actitud sea positiva y no con ánimo de crítica.
En un gimnasio podrías preguntar a alguien que estuviera ejercitándose algo como “Perdona, ¿qué músculos fortaleces con ese ejercicio?”, en un campo de fútbol podrías consultar a la persona de tu lado si eso que está soplando es una vuvuzela, e incluso en un restaurante podrías preguntar al cliente de la mesa de al lado qué es lo que ha pedido, con la excusa de que tiene buena pinta.
7. Haz un cumplido y continúa con una pregunta
Esta opción es muy útil cuando la persona con la que quieres hablar no está haciendo nada especialmente interesante, ni la situación tampoco os vincula de ninguna forma.
Consiste en empezar con un cumplido genuino que predisponga a la otra persona a portarse de forma amistosa contigo (el agrado genera agrado), y luego seguir con una pregunta que dé paso a la conversación.
Algunas fórmulas que a mí me han dado muy buenos resultados son valorar el vestido, zapatos o teléfono móvil de alguien, como por ejemplo:
- “Te conjunta bien esa corbata con el traje. ¿Dónde la compraste?”
- “Me gusta mucho tu sombrero, ¿lo venden en Barcelona?”
8. Pide una recomendación, consejo u opinión
Ésta es parecida a la anterior, pero con matices. Para empezar, varios estudios han demostrado que pedir opinión a alguien es tremendamente positivo para causar una buena primera impresión. A todo el mundo le gusta sentirse valorado y una de las formas más sencillas para lograrlo es solicitando una recomendación.
Cuando pides consejo a alguien le estás demostrando de forma implícita que valoras su criterio, y eso es halagador. Lógicamente si no conoces a la persona tu interés no debe ser demasiado profundo.
- “Perdona, ¿qué teléfono es ese? Es que estoy pensando en comprarme uno nuevo.”
- “Disculpa, he visto que estás leyendo el ultimo libro de Murakami. ¿Me lo recomendarías?”
- “Hola, ¿si vienes aquí a menudo te importaría indicarme un plato que estuviera bien?”
La idea es que aproveches la situación y contexto de la persona con la que quieres hablar para pedirle una recomendación y a partir de ahí desarrolles una conversación.
9. Rellena los huecos de información
Hasta ahora hemos visto maneras bastante indirectas de empezar una conversación, pero la mejor de todas es la sinceridad explícita.
Ser sincero de forma explícita no es más que rellenar los huecos de información. Esto se consigue dando un qué, un por qué y un para qué. El motivo es que muchas veces la información que proporcionamos no está completa, lo que provoca que nuestros interlocutores la terminen rellenando con su imaginación. Y eso no siempre juega a nuestro favor.
Observa la diferencia:
Hola, ¿cómo te llamas?
Aquí no das ninguna información, y tu interlocutor puede imaginarse lo que quiera. Quizás piense que quieres ligar con él/ella, o que le has reconocido pero no te acuerdas de tu nombre, o que quieres llamarle la atención por algún motivo. No controlas lo que tu interlocutor va a pensar de ti.
Hola, estoy intentando conocer gente nueva en lugar de hablar con los mismos de siempre. ¿Te importa si me presento y así nos conocemos?
En este caso dices claramente qué quieres (presentarte), por qué lo quieres (porque siempre hablas con los mismos) y para qué lo quieres (para conocer gente nueva). No das margen a ninguna interpretación incorrecta.
Siendo sincero con lo que quieres y hacerlo evidente de entrada es probablemente la forma más natural de empezar una conversación con desconocidos. Requiere práctica, pero una vez dominada las posibilidades de rechazo son realmente bajas.
10. Da una salida y evita el rechazo
Finalmente, otra forma de reducir las posibilidades de que la otra persona te diga que ahora no le va bien hablar es la de proporcionarle una salida fácil.
A menudo la gente se pone a la defensiva cuando un desconocido se les acerca porque no están seguros de si será muy pesado y temen no poder quitárselo de encima durante mucho rato.
Para evitar que a tu interlocutor le invada este pensamiento, dale tú mismo la salida. Esto significa que al inicio de la conversación menciones que tan sólo puedes hablar durante un breve período de tiempo porque te están esperando en otro sitio. Así le liberas de la sensación de estar atrapado contigo, y os proporciona a los dos una salida cómoda en caso de que las cosas no vayan bien.
Además, cuando la gente cree que te tienes que marchar pronto, se relaja. Si te acercas a alguien en un bar y dices “Hola, me gustaría conocerte” sus defensas se activan. ¿Quién eres? ¿Qué quieres? y ¿Cuándo te vas? son las tres preguntas que le asaltan. Rellenando los huecos de información respondes las dos primeras, pero también debes ser capaz de contestar a la última.
Hola, estoy esperando unos amigos y ya que tú también pareces estar esperando me preguntaba si me puedo sentar contigo 5 minutos hasta que vengan. ¿Te importa?
Si la conversación va bien, no te preocupes que nadie recordará los 5 minutos que has mencionado al principio 🙂
Nada es infalible
En próximos artículos verás cómo mantener una conversación fluida sin esos incómodos momentos de silencio, pero hoy quería mostrarte las formas más eficaces para iniciar conversaciones. Sin embargo, nada es infalible.
Por qué puede fallar
Con estas herramientas lo más habitual será que tengas éxito, pero no existe la fórmula perfecta y todo el mundo puede tener un mal día. Por desgracia mucha gente no es consciente que, cuando no es bien recibida por otra persona, a menudo el motivo no tiene nada que ver con ellos mismos.
- Quizás la otra persona haya tenido un mal día, quizás eres la décima persona que se le acerca y está ya cansada, o puede ser que esté esperando a alguien de mal humor. Los motivos son infinitos, así que es una pérdida de tiempo intentar entenderlos.
- También puede fallar una vez iniciada la conversación porque sencillamente no tengáis demasiados puntos en común, o porque (y esto es mucho más habitual de lo que crees) tu interlocutor no sea un gran conversador y necesite mejorar sus propias habilidades sociales.
Practica, practica y practica
Las habilidades conversacionales se pueden mejorar. Nadie nace con ellas y todos de una forma u otra las vamos aprendiendo, ya sea de nuestros padres, hermanos o amigos.
Como aprenderlas más tarde es difícil porque los rechazos suelen afectar más, lo ideal es que empieces a practicar en situaciones donde no haya consecuencias, como con tu peluquero, taxistas o repartidores a domicilio. A esa gente le están pagando por estar allí y atenderte bien, así que es buena idea coger práctica en esos entornos.
Conclusión
No hay mejores o peores maneras de iniciar una conversación, y desde luego no hay frases buenas o malas. Aunque en este artículo has visto los conceptos generales, la clave está en ser honesto y usar un lenguaje corporal y entonación que generen cercanía.
No busques la perfección para empezar diálogos o perderás muchas oportunidades. Nadie espera que seas perfecto haciéndolo porque tu interlocutor también sabe el esfuerzo que supone.
Puedes ser más divertido, formal, profundo o acogedor, pero lo importante es que seas algo. Intentar hablar con alguien y ser rechazado es un éxito absoluto comparado con quedarse quieto en un rincón lamentándote por otra oportunidad perdida.
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