Desde una residencia en Dubái, alejada de los paparazzi de Nueva York y Los Ángeles, hasta propietaria de bares en las islas griegas, su vida ha dado giros de 360 grados. Anunció tema musical.
Este mes, Lindsay Lohan volvió a ocupar titulares por regresar a la música con su primera canción en 12 años, anunciada como "una reconciliación con su pasado" que ha devuelto uno de los nombres más polémicos y mediáticos de la década pasada... ¿Qué fue de ella en todo este tiempo?
Desde una residencia en Dubái, alejada de los paparazzi de Nueva York y Los Ángeles, hasta propietaria de bares en las islas griegas, la vida de Lohan ha dado giros de 360 grados que incluyen tiras y aflojas con la ley, estancias en prisión e incluso papeles de Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor en películas de bajo presupuesto.
Es difícil condensar las etapas de una celebridad que a sus 33 años ha sido estrella infantil, actriz, cantante de pop, adolescente conflictiva, presa, adicta, productora, empresaria... y siempre objetivo mediático.
Estrella de Disney y una película de culto
La carrera de Lohan arrancó cuando fichó por Disney para protagonizar "The Parent Trap" en 1998. Desde entonces inició una fructífera colaboración en la que despertó elogios de una crítica que dijo, a sus 17 años, que tenía "la seriedad de Jodie Foster bajo una personalidad adolescente".
En 2004 llegó la cima de su carrera con Mean girls, una película convertida en pieza de culto que se versionó en Broadway y aún inspira videoclips de estrellas como Ariana Grande.
Al tiempo, Lohan comenzó en el mundo del pop con su álbum Speak, que vendió un millón de copias aunque mandaba su primer mensaje de agotamiento en la canción Rumors (rumores), que pedía a los paparazzi que la dejasen "sola" y "tranquila".
Desde una residencia en Dubái, alejada de los paparazzi de Nueva York y Los Ángeles, hasta propietaria de bares en las islas griegas, la vida de Lohan ha dado giros de 360 grados que incluyen tiras y aflojas con la ley, estancias en prisión e incluso papeles de Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor en películas de bajo presupuesto.
Es difícil condensar las etapas de una celebridad que a sus 33 años ha sido estrella infantil, actriz, cantante de pop, adolescente conflictiva, presa, adicta, productora, empresaria... y siempre objetivo mediático.
Estrella de Disney y una película de culto
La carrera de Lohan arrancó cuando fichó por Disney para protagonizar "The Parent Trap" en 1998. Desde entonces inició una fructífera colaboración en la que despertó elogios de una crítica que dijo, a sus 17 años, que tenía "la seriedad de Jodie Foster bajo una personalidad adolescente".
En 2004 llegó la cima de su carrera con Mean girls, una película convertida en pieza de culto que se versionó en Broadway y aún inspira videoclips de estrellas como Ariana Grande.
Al tiempo, Lohan comenzó en el mundo del pop con su álbum Speak, que vendió un millón de copias aunque mandaba su primer mensaje de agotamiento en la canción Rumors (rumores), que pedía a los paparazzi que la dejasen "sola" y "tranquila".
Premio a la peor actriz, problemas con la ley
Con su segundo disco, A little more personal, la joven quiso ponerse "algo más personal" y llegó a confesar su infancia difícil, con presión por parte de unos padres que acumulaban varios conflictos por adicción al alcohol.
El 2007 marcó un punto de inflexión en el que afloró en Lohan una rebeldía por la que fue condenada a 4 años de cárcel -por conducir borracha y posesión de drogas-, aunque pasó poco más de una hora entre rejas por un arreglo extrajudicial.
Ese año, la estrella que antes encandiló a la crítica recibió, no uno, sino dos premios Razzie a la peor actriz por su papel doble en "I know who killed me".
Lohan vio en la música una salida a su complicada situación y fichó por la mítica discográfica Universal Motown para un tercer disco del que solo se publicó el sencillo Bossy, su última canción hasta este mes.
Prisión, huida a Dubái y negocios en Mykonos
Desde 2007 a 2012 la biografía de Lohan se pierde en una lista de más de una veintena de arrestos, juicios, ingresos en prisión y rehabilitación.
Su estancia más larga en la cárcel fue de 13 días en 2010, acusada de dos atropellos y el robo de un abrigo de visón.
Aun así encontró tiempo para trabajar en producciones de bajo presupuesto o apariciones en televisión truncadas por su actitud. Por ejemplo, fichó por seis capítulos de la serie "Ugly Betty" que se quedaron en una escena por sus enfrentamientos con el resto del reparto, liderado por America Ferrera.
Tampoco se llevó bien con Paul Schrader, guionista de "Taxi Driver", quien llegó a decir que "fue rehén" de su inestabilidad en la vilipendiada "The Canyons" (2013).
Entre trabajos con más o menos gracia, Lohan interpretó a íconos de Hollywood como Marylin Monroe ("Inappropiate Comedy") y Elizabeth Taylor en películas de bajo presupuesto que tuvieron dificultad para encontrar distribuidoras.
Tras esta infame etapa, Lohan se alejó de los focos y adquirió una casa en Dubái, pues la rica capital de Emiratos Arabes Unidos le pareció el mejor lugar para recuperar una vida anónima por sus restricciones a la libertad de prensa.
"Cuando decidí cambiar mi vida pensé '¿dónde puedo encontrar silencio?'", reconoció en una entrevista con The New York Times.
Pero el "silencio" de Dubái no convenció y Lohan se adentró en una aventura empresarial con un elitista club de playa en Mykonos (Grecia), tras el que abrió una segunda sucursal en Rhodes.
El éxito de Lohan llamó la atención de la MTV, que documentó su trabajo en las islas griegas con el reality show Lindsay Lohan's Beach Club.
Ese contacto con la cadena musical despertó su inquietud musical y fichó por una nueva discográfica con la que lanzó este mes Back to me (Vuelvo a mí), una canción que ha sorprendido gratamente a la prensa especializada como un "nuevo himno de baile".
"Mi vida está llena de páginas rotas, he sido débil, contagiosa, pero he vuelto a mí", dice Lohan en la letra del sencillo, que expresa una reconciliación con su controvertido pasado y podría ser el anticipo de ese tercer disco que hace más de una década, mientras las cosas se ponían feas, nunca llegó.
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