“Dejen de decir mentiras. Digamos siempre la verdad a todos porque nosotros somos miembros de un mismo cuerpo”. Efesios 4:25 (NTV)
Los cambios perdurables requieren de una comunidad honesta y auténtica. En tu vida necesitas personas que te digan la verdad en amor. Hay ciertas cosas en ti que jamás cambiarán sin la ayuda de otros.
Puede que haya ciertas cosas en tu vida que te avergüencen mucho, sobre las que no quieres hablar con nadie. Pero, ¿te ha servido de algo esta estrategia? Si pudieras cambiar tu vida por tu propia cuenta, ya lo hubieras hecho. ¡Sencillamente, no puedes!
Debes dejar de mentirte a ti mismo. Si quieres cambiar, vas a necesitar la ayuda de otras personas. Necesitarás ser parte de una comunidad auténtica, de absoluta confianza. Por esto es que los grupos pequeños son tan importantes. Pero necesitas más que un grupo pequeño. Necesitas de una persona dentro de ese grupo con la que puedas ser completamente honesto. No estás obligado a compartir tus dificultades con todas las personas, pero sí con al menos con una.
Dios nos diseñó de tal forma que nos necesitemos unos a otros, pero esto significa que no podemos deshacernos de nuestros malos hábitos y complejos personales por nosotros mismos. No puedes hacerlo solo, porque Dios te hizo para que necesites a otras personas.
La Biblia dice: “Dejen de decir mentiras. Digamos siempre la verdad a todos porque nosotros somos miembros de un mismo cuerpo” Efesios 4:25 (NTV). Si eres un creyente, perteneces al cuerpo de Cristo; perteneces a otros creyentes. No fuiste hecho para vivir la vida cristiana a solas: no puedes hacerlo.
Si en serio quieres cambiar tus defectos más profundos y sombríos, debes vencer el temor siendo honesto. Desperdiciamos una enorme cantidad de energía tratando de encubrir nuestros pecados, nuestras heridas, nuestros complejos y nuestros defectos. Si gastas el mismo tiempo siendo honesto con lo que no está bien en tu vida, en vez de desperdiciar el tiempo encubriéndolo, vas a disponer de mucha más energía para lo que está bien en tu vida.
El mayor estorbo para la santidad es nuestro deseo de quedar bien. Una vez que lo superamos, estamos libres de un enorme obstáculo que se interpone entre nosotros y el punto en donde Dios quiere que estemos.
¿Quieres un cambio en tu vida? Comparte con alguien y sé honesto respecto a tus fracasos y fallas.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Quiénes son las personas con las que puedes hablar sobre tus dificultades, honesta y de manera transparente?
- ¿Qué podemos aprender acerca de Jesús cuando estamos en una comunidad genuina con otros creyentes? ¿Qué está modelando en el mundo ese tipo de comunidad?
- “El mayor estorbo para la santidad es nuestro deseo de quedar bien”. ¿Cuán real ha sido esto en tu vida?
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