“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable”. 1 Pedro 2:9 (NVI)
La mayoría de nosotros pasamos nuestras vidas enteras intentando ganar aceptación. Queremos tener la aceptación de nuestros padres, compañeros, socios, personas que respetamos, y aún de las personas que envidiamos. El deseo de ser aceptados nos conduce a todo tipo de cosas. Puede ser influenciar el tipo de ropa que vestimos, el tipo de auto que manejamos, el tipo de casa que compramos, incluso la carrera que elegimos.
¿Estarías de acuerdo que las personas hacen las cosas más locas por ser aceptadas? Cuando eras niños querías tanto pertenecer a un grupo, que si alguien te decía: “Te reto a hacer esto”, y era algo estúpido. Lo hiciste porque el deseo de ser aceptado era más grande que el deseo de tu seguridad personal en tu vida. Cuando jugaste fútbol cuando eras niño, y se elegían los equipos, ¿recuerdas que bien se sentía ser elegido primero? ¿Recuerdas lo mal que se sentía cuando te ignoraban y quedaban dos o tres y no te elegían?
Nos gusta sentirnos aceptados.
Ser elegido hace algo tremendo para tu auto estima. La Biblia dice en 1 Pedro 2:9 “Ustedes son linaje escogido” (NVI). ¡Eso debería elevar tu auto estima! Cristo te ha aceptado -no basado en tu desempeño, algo que has ganado o algo que merezcas. Dios simplemente dijo: “Yo te elijo”.
Tal vez ya aceptaste a Jesús en tu vida, pero ¿te has dado cuenta de que Cristo te ha aceptado? No tienes que ganártelo; no tienes que probarte a ti mismo.
“Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos” Salmo 27:10 (NVI). El hecho es, algunos de ustedes tienen padres a los cuales nunca los complacen. No importa lo que hagas, nunca es suficiente. Si sacabas 7, ellos querían 8, sí sacabas 8 ellos querían 9, si sacabas 9 ellos querían 10.
La tragedia es que algunos de ustedes están intentando todavía probarse a sí mismos ante sus padres. Todavía quieres ganar su aceptación, pero de todas las posibilidades, no vas a obtener su aprobación si todavía no te la han dado hasta ahora, porque ese es su problema. La buena noticia es esta: ¡No la necesitas para ser feliz!, Hay 6 billones de personas en el mundo. Si no le agradas a dos personas, ¿A quién le importa? Como parte de la familia de Dios, ¡Has sido aceptado por Dios!
Reflexiona sobre esto:
- ¿En qué basas tu auto estima?
- ¿Cómo te afecta físicamente el deseo de ser aceptado por otros? ¿Emocionalmente o espiritualmente?
- ¿Cómo sabes que has sido aceptado por Dios, tal como eres?
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