Según los investigadores, el análisis podría complementar a las tradicionales pruebas de esfuerzo y proporcionar información mucho más concreta sobre la respuesta molecular del cuerpo al hacer ejercicio.
Un simple análisis de sangre podría determinar el estado físico de una persona, según un nuevo estudio realizado por científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford que detalla los efectos moleculares del ejercicio en el organismo y que se publicó el jueves 28-M en la revista Cell.
Según los investigadores, el análisis podría complementar a las tradicionales pruebas de esfuerzo que se hacen en cintas de correr y proporcionar información mucho más concreta sobre la respuesta molecular del cuerpo al hacer ejercicio.
"Todo el mundo sabe que el ejercicio es bueno para uno, pero realmente no sabemos qué es lo que impulsa a nivel molecular", explica Michael Snyder, catedrático de genética de la Universidad de Stanford y autor principal del estudio.
Para entenderlo, los investigadores hicieron un análisis exhaustivo de lo que ocurre en el cuerpo justo después de hacer ejercicio para ello registraron los marcadores moleculares de una amplia gama de procesos biológicos, como el metabolismo, la inmunidad, el estrés oxidativo o la función cardiovascular.
El equipo vio que los participantes que estaban más en forma compartían firmas moleculares similares antes del ejercicio, y eso "nos dio la idea de que podíamos desarrollar una prueba para predecir el nivel de aptitud física de alguien", explica Kévin Contrepois, investigador del Departamento de Genética de Stanford y coautor del estudio.
Para entender mejor los cambios moleculares que subyacen a la aptitud física, el equipo de Snyder tomó como referencia la prueba de esfuerzo físico VO2 Max, que mide el consumo máximo de oxígeno de una persona durante el ejercicio intenso.
Realizaron pruebas esfuerzo VO2 en una cinta de correr a 36 individuos -hombres y mujeres- con un índice de masa corporal normal (29 kg/m2) y un rango de edad de 40 a 75 años.
Los investigadores les tomaron una muestra de sangre antes de empezar la prueba. Después, los participantes empezaron a correr en la cinta hasta alcanzar su pico de consumo de oxígeno, momento en que abandonaron la prueba para someterse a nuevas analíticas, a los 2 minutos, 15 minutos, 30 minutos y 60 minutos después de alcanzar el pico de oxígeno.
"Todas estas mediciones nos permiten describir una coreografía de los eventos moleculares que ocurren después del ejercicio físico", dijo Snyder.
Según los investigadores, el análisis podría complementar a las tradicionales pruebas de esfuerzo que se hacen en cintas de correr y proporcionar información mucho más concreta sobre la respuesta molecular del cuerpo al hacer ejercicio.
"Todo el mundo sabe que el ejercicio es bueno para uno, pero realmente no sabemos qué es lo que impulsa a nivel molecular", explica Michael Snyder, catedrático de genética de la Universidad de Stanford y autor principal del estudio.
Para entenderlo, los investigadores hicieron un análisis exhaustivo de lo que ocurre en el cuerpo justo después de hacer ejercicio para ello registraron los marcadores moleculares de una amplia gama de procesos biológicos, como el metabolismo, la inmunidad, el estrés oxidativo o la función cardiovascular.
El equipo vio que los participantes que estaban más en forma compartían firmas moleculares similares antes del ejercicio, y eso "nos dio la idea de que podíamos desarrollar una prueba para predecir el nivel de aptitud física de alguien", explica Kévin Contrepois, investigador del Departamento de Genética de Stanford y coautor del estudio.
Para entender mejor los cambios moleculares que subyacen a la aptitud física, el equipo de Snyder tomó como referencia la prueba de esfuerzo físico VO2 Max, que mide el consumo máximo de oxígeno de una persona durante el ejercicio intenso.
Realizaron pruebas esfuerzo VO2 en una cinta de correr a 36 individuos -hombres y mujeres- con un índice de masa corporal normal (29 kg/m2) y un rango de edad de 40 a 75 años.
Los investigadores les tomaron una muestra de sangre antes de empezar la prueba. Después, los participantes empezaron a correr en la cinta hasta alcanzar su pico de consumo de oxígeno, momento en que abandonaron la prueba para someterse a nuevas analíticas, a los 2 minutos, 15 minutos, 30 minutos y 60 minutos después de alcanzar el pico de oxígeno.
"Todas estas mediciones nos permiten describir una coreografía de los eventos moleculares que ocurren después del ejercicio físico", dijo Snyder.
"Sabemos que el ejercicio causa una serie de respuestas fisiológicas, como la inflamación, el metabolismo y la fluctuación hormonal, pero estas mediciones nos permitieron caracterizar esos cambios con un detalle sin precedentes".
En concreto, los científicos vieron que en los primeros dos minutos después del ejercicio, el cuerpo experimenta una intensa actividad molecular.
A los dos minutos, las muestras de sangre revelaron evidencia de que el cuerpo estaba metabolizando ciertos aminoácidos para obtener energía, pero tardó unos 15 minutos en metabolizar la glucosa, un tipo de azúcar, porque el cuerpo descompone antes el glucógeno, es decir, la glucosa que tiene almacenada.
El estudio también comparó la respuesta molecular en individuos que eran resistentes a la insulina y que no pueden procesar la glucosa de forma adecuada, con la respuesta en individuos que podían procesar la glucosa de forma normal.
"La principal diferencia que vimos es que los individuos resistentes a la insulina tienen una respuesta inmunológica atenuada después del ejercicio", dijo.
Los investigadores han solicitado la patente para esta prueba que, de momento, no está disponible para el público.
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