Mucho antes de que la psicología llegara, Dios dijo que tus pensamientos determinan tus sentimientos y tus sentimientos determinan tus acciones.
Nuestras mentes son una asombrosa creación. Se necesitaría una computadora del tamaño del Pentágono sólo para llevar a cabo las funciones básicas de tu cerebro. El cerebro contiene más 100 billones de células nerviosas. Cada célula individual se conecta con otras 10.000 neuronas.
Constantemente te estás hablando a ti mismo, todo el tiempo. ¡En este momento, te estás hablando a ti mismo! Investigaciones indican que la mayoría de las personas hablan a una velocidad de 150 a 200 palabras por minuto, pero el diálogo interno que llevas contigo mismo es más bien de 1.300 palabras por minuto.
El problema es que en todos nuestros diálogos internos, muchas personas son como Job. En Job 9:20b, dice: “mi boca me condena y resulto culpable” (TLA). Si eres una persona típica, eres tu peor crítico. ¿Correcto? Siempre te estás minimizando. Podrías entrar en una habitación sonriendo, pero dentro de ti estás diciendo: Estoy gordo. No soy lo suficientemente inteligente. Soy feo. Siempre llego tarde.” La mayor parte de este diálogo es inconsciente.
Dios quiere que dejes de minimizarte. Cuando te minimizas, ¿a quién realmente estás minimizando? Realmente estás apuntando al Creador que te hizo. Cuando dices, “Dios, no tengo ningún valor; No soy bueno. Yo no puedo hacer nada,” realmente estás diciendo, “Dios te equivocaste conmigo”. Por eso Dios dice que es malo minimizarnos.
¿Cómo eliminar el diálogo interno negativo para poder convertirte en una persona más segura? Es el principio de sustitución: “piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado” Filipenses 4:8b (TLA).
Enfócate en lo que quieres ser, en lo que Dios quiere hacer en tu vida. No conozco mejor antídoto para la baja autoestima, que leer cada día la Palabra de Dios. Estúdiala, memorízala, medita en ella y aplícala en tu vida. No puedo decirte una cosa mejor para ayudarte a elevar tu nivel de confianza, que tomes la Biblia y empieces a creer lo que Dios dice sobre ti.
Reflexiona sobre esto:
Al leer la Biblia, intenta encontrar un versículo que te hable, escríbelo en una tarjeta, memorízalo y empieza a afirmarlo de nuevo a Dios. Por ejemplo, “Yo soy valioso, soy importante, soy perdonable, y soy capaz”. Que Dios transforme tu mente porque “Pues como piensa dentro de sí, así es él” Proverbios 23:7a (NBLA).
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